Sexo: charlas a las que nunca debes renunciar


Conversaciones necesarias que debes tener con tu pareja alguna vez


Igualdad en la intimidad

Mientras la cama siga siendo un escenario machista y no se hable al respecto, habrá problemas. ¿Por qué las mujeres tienen que esperar que sean ellos los que tomen la iniciativa en el sexo?¿Por qué aún hay hombres que se enojan si sus parejas proponen nuevas formas amatorias?: “¿Quién te enseñó?”, les recriminan. Se piensa que por su rol de señora de la casa, esposa fiel o madre, una mujer no puede considerar ciertos ‘atrevimientos’ en la intimidad porque “eso es para prostitutas”. Casarse ellas con pensamientos como que están para dar placer y no para exigirlo son temas que se deben hablar pues eso de la ‘sexualidad respetable’ de la mujer acaba con la pasión.

Disfuncionalidad

Cuando aparecen trastornos como bajo deseo sexual, problemas de erección, eyaculación precoz, anorgasmia (ausencia o insuficiencia de orgasmos), resequedad vaginal, no tome decisiones como evitar el sexo o propiciar que la pareja piense que ya no la quiere o que tiene otro. Generalmente cuando se conversa de estos asuntos es demasiado tarde, la relación se ha resquebrajado por imaginarios equivocados. Consulten con un especialista, descarten que haya problema de organicidad (daño orgánico), acompáñense. En parejas mayores que dialogan sin tapujos, cuando el hombre tiene problemas de erección, especialistas han notado que algunas mujeres, incluso, cargan el viagra.

Penecentrismo

Hay que dialogar sobre cómo evitar la genitalización de la relación. Muchos hombres piensan que solo con la penetración la pareja obtiene la gratificación sexual y se olvidan del erotismo. Los hombres deben trabajar en eliminar ese penecentrismo y las mujeres tienen que esforzarse en no reforzarlo. Ambos deben trabajar en el disfrute sexual a través de todos los sentidos: del tacto, de los besos, de las caricias, de los olores, de los sabores, incluso, los hombres son muy visuales y las mujeres más auditivas, estimular esas sensaciones. Es decir, la relación íntima no debe centrarse únicamente en la genitalidad.

Un tercero en la relación

Hay que conversar sobre un tercero en la relación: ¿es bienvenido un juguete sexual? ¿Con qué regularidad? ¿Solo para ocasiones especiales? ¿Qué tan dispuesto estoy para cumplirle la fantasía sexual a mi pareja? o ¿para recibir en la cama a una tercera persona? Sobre todo esto se tiene que dialogar. Las fantasías, por ejemplo, generan mucho placer, hacen que la relación no vaya cayendo en la monotonía sexual, que es la enemiga de las parejas. Pero invitar a un amigo, por ejemplo, a la intimidad conyugal, es un tema de conversación que se debe tener y convenir con antelación y además, dialogar sobre sus posibles funestas consecuencias. Hable, negocie, no decida solo, no imponga.

Exclusividad y sexo seguro

No asuma o dé por sentado que por el hecho de intimar, su pareja le debe exclusividad. Conversen sobre este tema y negocien, porque quizá el otro no esté dispuesto a ser tan ‘exclusivo’, ni usted a querer compartirlo. Existen tendencias en la sexualidad y una de ellas es incluir a un tercero en la relación o hacer intercambio de parejas y en este tipo de experiencias es mejor establecer reglas claras. También hay que hablar sobre los métodos a usar para tener sexo seguro, la posibilidad de tener un hijo, si es el momento propicio o no, sobre el miedo a una enfermedad de transmisión sexual. Esto marca una pauta importante en la dinámica sexual.

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