El famoso beso de Singapur no consiste en otra cosa que en la contracción de la musculatura vaginal. Para aquellas mujeres que practiquen con regularidad ejercicios de Kegel o pilates, quizá les resulte más sencillo, si bien se asegura que es una práctica que no resulta fácil.
Cómo identificar la musculatura vaginal
Siempre que nos referimos a los ejercicios de Kegel se explica que para practicarlos debemos contraer la musculatura interna de la vulva como si estuviéramos intendo corta el pis. Imagina esta sensación en la mente. Una vez que la tengas, solamente deberás llevarla a la práctica en la realidad. Contrae la musculatura de la orina y la pared vaginal. Notarás la diferencia a medida que trabajas en ella.
Una vez que hemos aprendido a identificar y a contrar esa zona sin problemas, se aconseja realizar los ejercicios de Kegel de forma constante. En este sentido, comenta que no todas las mujeres necesitan el mismo número de ejercicios para tonificar la zona, si bien aconseja empezar realizando unas 20 repeticiones 3 veces al día.
A medida que vaya pasando el tiempo (tras las dos primeras semanas de entrenamiento diario) las repeticiones deberían hacerse algo más prolongadas. Así, habría que practicar la serie “contraer – retener – soltar” en lugar de practicar solo “contraer y soltar”. Y de ahí pasaríamos a la siguiente fase para perfeccionar la técnica.
Cuando esta práctica esté controlada en solitario podemos realizar con nuestra pareja, heterosexual, el famoso beso de Singapur.
¿Qué es el beso de Singapur?
Una vez que estemos realizando el coito, debemos intentar contrar esa musculatura durante la penetración. Llegados a este punto uno de los aspectos más importantes para que la práctica resulte satisfactoria es la comunicación. Nuestra pareja nos dirá si siente la fuerza que hacemos sobre su miembro.
La práctica del beso de Singapur se caracteriza por la capacidad para contraer y relajar la musculatura vaginal de forma controlada hasta el punto de poder llegar a retener el pene. No es una práctica erótica sencilla, porque si ya resulta complicado contraer la musculatura a solas, aún es más difícil cuando se tiene un pene dentro.
Para disfrutar del beso de Singapur, se aconseja insistir y practicar. La idea es que lo intentéis practicar una, dos, las veces que quieras y que su pareja les diga qué es lo que siente y si le gusta o no. Al comienzo será difícil pero, si insistís, poco a poco les irá pareciendo más sencillo. Una vez perfeccionada la técnica existe la posibilidad de probar a combinar movimientos de cadera con las contracciones, si bien esto requiere aún más pericia.
Probar nuevas cosas y disfrutar de una sexualidad consciente resulta positivo para la pareja, si bien hay que asegurar que, como siempre se dice en el ámbito del erotismo, cada persona es un mundo y no todas las personas disfrutan de esta práctica ni la ven placentera.
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