No necesitas hablar
No hay momentos incómodos. Te encanta hablar con él, pero también disfrutáis del silencio.
Te hace sentir bien
Todos nos volvemos un poco locos a veces, pero él te hace sentir increíblemente normal. Y siempre sabe hacerte sentir mejor cuando estás triste.
Puedes ser tú misma
Te ha visto en tus mejores y tus peores momentos, y no ha cambiado su opinión sobre ti. No te da miedo que te vea recién levantada o que te escuche roncar.
No hay fantasmas en tu relación
No es celoso. Confía en ti. No se enfada cuando un chico te mira o intenta atraer tu atención. Sabe que tú solo le quieres a él.
No husmeas
“Husmear” no es una palabra que entre en tu vocabulario. Confías en él completamente y no necesitas cotillear en su cartera o en su correo cuando él no mira. ¿Y mirar su cuenta de Facebook? Ni se te ha pasado por la cabeza.
Eres su prioridad
Hace cosas por ti que no haría por nadie más. Te acompaña a donde necesites igual que tú haces lo mismo por él. O accede a ver películas que nos gustan y que a ellos no suelen gustar tanto, y siempre lo hace con total predisposición. Y eso es mucho sacrificio, sobre todo si te encantan las películas de amor.
Está ahí cuando lo necesitas
Tu chico siempre está contigo cuando más lo necesitas, sin necesidad de habérselo pedido. Cuando tienes que visitar a un familiar en el hospital o tienes una crisis en el trabajo, él siempre está a tu lado, apoyándote.
Sabe calmar las aguas
Te hace sentir bien porque se centra en la solución en vez de en el problema. Así que si no estáis de acuerdo en algo y él se preocupa más por terminar la discusión que por llevar la razón, has encontrado el hombre perfecto.
Entiende la importancia de la familia
Va contigo a visitar a tu abuela, y lo hace con una sonrisa. Nunca se queja cuando sus suegros vienen a casa y te apoya en todo momento cuando se trata de algo relacionado con tu familia o amigos.
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