La autoestima tiene una gran importancia en el deseo y el placer. Si crees que no vales nada, que tienes un cuerpo feo o que posees muchas imperfecciones, es muy posible que te cueste dejarte llevar y disfrutar de tu vida sexual.
¿Por qué la baja autoestima?
Puede tu baja autoestima esté viéndose influenciada por esa valoración de tu imagen que está en constante comparación con cánones de belleza u otros cuerpo que consideras «bellos».
Todo esto surge en un afán por compararse con otros cuerpos diferentes. Si no lo hicieses, lo más probable es que te aceptases tal y como eres, y este problema desaparecería.
Es cierto que la sociedad no ayuda en nada con este problema. La presión social ejercida, las tallas imposibles, las modelos encasilladas en cuerpos ideales y perfectos…
Esto termina desgastándote, consumiéndote y sumergiéndote en un círculo vicioso del que te será cada vez más complicado salir.
La baja autoestima te mina, te destruye poco a poco, te quita el valor que deberías darte y provoca que tengas la creencia de que no te mereces determinadas cosas, como que te quieran o te deseen.
Cuidado con la crítica excesiva
Es natural y normal que te juzgues, pero no que lo hagas de forma constante y excesiva. Cuando esto llega a perturbarte, observa tu cuerpo y empieza a analizar lo que piensas.
Quizás eso que calificas como defecto no lo es tanto, tal vez eso que tanto te gustaría cambiar es algo que nunca podrás hacer.
Por ejemplo, unas caderas grandes nunca podrán reducirse, más que nada porque el hueso es imposible de afinar.
Además, ten en cuenta que el concepto de belleza varía mucho con respecto a la cultura, así también como lo que se considera atractivo y lo que no.
En algunas culturas la voluptuosidad es considerada algo sexy, en otras no tanto.
Así sucede con muchas otras cosas, y por eso es importante abrir la mente y no dejarte llevar por lo que esta sociedad dice, porque en otra parte del mundo puede afirmarse todo lo contrario.
No obstante, claro está que es complicado. Nos intentamos adecuar a lo establecido en el lugar en el que vivimos, pero no podemos vivir eternamente infelices por no cumplir el «modelo».
Este no debería existir, porque cada cuerpo es diferente.
No sacrifiques tu disfrute
Una baja autoestima derivará en inseguridad y esta te impedirá disfrutar plenamente de tu vida sexual. ¿De verdad quieres pasar por esto? ¿Sabes lo que te estás perdiendo?
Deja de pensar en el «debo pesar menos», «mi cuerpo debería ser de esta u otra manera», y empieza a pensar en lo que deseas. Es el momento de acallar la mente y esas comparaciones que reducen tu apetito y, en consecuencia, tu deseo sexual.
Permítele a tu cuerpo despertarse, que sea él quien pida, quien mande. Se acabaron las dudas, los «quizás», los «me da vergüenza».
Lo que importa en el momento del disfrute es tu placer, que dejes de pensar tanto y que empieces a sentir más. Pero, sobre todo, deja de pensar en cómo deberías verte en el espejo. Olvídate de aquellos cuerpos a los que tendrías que parecerte y empieza a ver lo que te gusta de ti, sin ninguna presión ni estímulo exterior.
Estamos tan acostumbrados a tomar como modelos a otros y a compararnos que cada vez nos resulta más difícil aceptarnos.
Ver aquello que nos gusta y que podríamos potenciar, estar contentos por cómo somos y no por cómo los demás desean que seamos.
Seríamos mucho más libres, nuestra autoestima se fortalecería y ya no dependeríamos de nada más que de nosotros para gustarnos y disfrutar de nuestra vida sexual.
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