La naranja contiene muchas vitaminas y minerales, por lo que consumirla proporciona nutrientes; además, ayuda a disminuir el colesterol, mantiene la piel sana, evita los cálculos renales y refuerza el sistema inmunológico, por su un alto contenido de vitamina C.

Esta deliciosa bebida es una ayuda natural para las funciones que desempeña el hígado y la vesícula biliar, ya que impide la acumulación de toxinas y grasas procedentes de algunos alimentos. Su mezcla de antioxidantes y antiinflamatorios reducen el trance de padecer insuficiencia hepática y otros trastornos como la cirrosis.

Tomar un vaso diario puede ayudar a prever y a tratar la diabetes tipo 2, dado que sus componentes y minerales promueven el control de los niveles de glucosa en la sangre. Asimismo, facilita la digestión de los azúcares, y evita que afecten las células al permanecer retenidos en la sangre.

Consumir naranjada, resulta aconsejable para aquellas personas que sufren de anemia y para aquellas mujeres que sobrellevan una menstruación abundante, ya que su vitamina C favorece la absorción del hierro. Este cítrico, ayuda a bajar los niveles de colesterol en la sangre y opera como regulador estomacal e intestinal para calmar los espasmos gástricos y las digestiones lentas y pesadas.