La vida no siempre tiene el acabado perfecto de las fotos de Instagram. Para la mayoría de las personas, la vida es, como decía John Lennon, lo que pasa mientras nosotros estamos ocupados haciendo o deseando que pasen otras cosas. Entonces, ¿es normal estar amargado porque no hemos conseguido lo que queríamos?
Estar amargada no es sólo algo que le pasa a la gente mayor cuando hace una recapitulación de su vida. Incluso los adultos más jóvenes pueden sentirse derrotados: no entraron en la Universidad que querían. O lo hicieron, pero no destacaron. O, después de la graduación, no consiguieron un buen trabajo y en lugar de eso están viviendo la vida de los llamados “Ninis”. O sus relaciones no han estado a la altura de lo que deseaban. O ven un futuro lleno de deudas y trabajos forzados para mantener el tren de vida que se han impuesto.
En Estados Unidos ya se ha catalogado como The Bitter síndrome (“el síndrome amargo”) que padecen muchas personas que se levantan cada día para comer, dormir y trabajar en piloto automático, sin ninguna ilusión. Pero todas ellas tienen algo en común: el deseo de que las cosas sean diferentes sin poner nada de voluntad para realizar ningún cambio, pues todos piensan que las cosas vienen de afuera, como si deben dárselas porque se las merecen o que todo el mundo está en su contra y son los demás que tienen que cambiar.
Pues no, la vida es un juego al que debemos adaptarnos con asombro y aceptación por lo que nos pasa, si es que queremos vivir realizados y alegres. Y los cambios sólo se producen de dentro hacia afuera.
Puedes pensar aquello de: ”después de cómo me ha tratado la vida, ¿cómo quieres que sea feliz?”. Es cierto que hay personas a las que la vida les ha dado muchos reveses y no todos son por su culpa. La vida pasa tal y como es, no tenemos control sobre ella. Pero lo que sí podemos controlar es como nosotros reaccionamos ante las dificultades, porque si que nuestro humor, nuestro optimismo, nuestra ilusión depende exclusivamente de nosotros.
Vivir de una forma generosa, dándose a los demás sólo por el placer de hacerlo, es un primer deseo que todos deberíamos sentir si abandonamos el resentimiento que producen nuestras heridas. Perdonarse o perdonar a los demás y soltar el lastre de la culpa o el victimismo es algo más natural que aferrarse al sufrimiento.
Si te gustaría y no puedes, busca ayuda de un buen profesional, porque el carácter se entrena y con voluntad y dedicación, podrás volver a sentirte feliz con lo que tienes e ilusionada por el futuro, porque la vida es demasiado corta para no disfrutarla. Se que no es fácil, y aunque hagas esos cambios al principio te costará ser feliz como una perdiz, pero vale la pena intentarlo ¡Sólo tú puedes Te aseguro que valdrá la pena el esfuerzo, porque sólo tienes esta vida, así que suelta el peso de la frustración y ¡disfrútala!
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