Historias de Australia: capítulo 3

Historias de Australia: capítulo 3

En esta oportunidad, y en relación a la final que disputarán el domingo Djokovic con Nadal, Más Tenis te trae la historia del partido más largo de la historia en el Abierto australiano, justamente, entre estos dos jugadores, en el partido decisivo del 2012.

El 2011 había sido un año de renovación en el tenis masculino. Novak Djokovic rompía la hegemonía que habían logrado imponer Roger Federer y Rafael Nadal en el mundo del tenis y, por primera vez en su carrera, se posicionaba como número uno del mundo, con un récord absolutamente absurdo durante la primera mitad de ese año y un gran final de temporada.

En aquel año, el serbio se adueñó de tres de los cuatro Grand Slams (Roland Garros fue para Rafa) y seis Masters 1000, consiguió setenta victorias y cayó en tan solo seis ocasiones, marcando un porcentaje de efectividad del 92,1%.

Australia era la primera parada del nuevo emperador del tenis en la rama masculina en el 2012 y Nole buscaba, en esa edición, su corona número tres en Melbourne. Y así como el serbio intentaba hacerse con el tercer título en tierras oceánicas, por otro lado aparecía un aguerrido y siempre temible Nadal, quien partía como el segundo cabeza de serie del certamen y buscaba adueñarse de Australia por segunda vez en su carrera.

Ambos tenistas arribaron al encuentro decisivo en ese 2012 y disputaban, en esa ocasión, el trigésimo partido en el historial entre ambos, con una ventaja de 16-13 en favor del español hasta ese entonces. Sin embargo, el dato a favor del número uno de esos días es que, durante toda la temporada anterior, en ninguna superficie en las que disputaron enfrentamientos, Nadal no había podido ganarle siquiera un encuentro de los seis que chocaron, razón por la cuál Djokovic era el claro favorito de esa final.

Aquel domingo 29 de enero del 2012 se presentaba soñado para el público aficionado del tenis y los organizadores del primer Grand Slam de la temporada. El reloj marcó las 19.30, horario habitual para que los tenistas salgan a la cancha, y comenzaran a pelotear. Tras los minutos de una amena entrada en calor, el serbio y el español estaban dispuestos a jugar con alma, corazón y vida con el fin de quedarse con la gloria máxima del deporte blanco.

Tras un primer set muy ajustado, quien pegó primero fue Nadal. En el undécimo game del parcial, quebró a Djokovic, luego mantuvo el suyo en el juego siguiente y se adueñó del mismo por 7-5. Nole, sin dejar pasar más que un par de minutos, golpeó rápido la defensa de Rafa y consiguió un quiebre tempranero en la segunda manga, sin embargo no pudo cerrarlo hasta el décimo game, en el cual volvió a quebrar al malloquín para hacerse de la misma por 6-4.

Ya con la historia sets iguales, los minutos en el reloj avanzaban y los jugadores demostraban, punto a punto, por qué eran los números uno y dos de aquel enero. Retornando a la estadística, Nole se llevó el tercer parcial por 6-2 y parecía encaminarse hacia un nuevo y cómodo título en cuatro sets, pero…

Siempre que Nadal está presente en una historia, los “peros” van a existir. Y para hacer honor a la que estamos contando hoy en estas líneas, aquella noche del 2012 no fue la excepción. Con Nole comandando durante todo el tiempo el parcial, Nadal enfrentó momentos claves para descifrar su suerte en buena o mala. A puro coraje, amor propio y corriendo de punta a punta, obligó al serbio a dirimir la manga en el tie-break. Con el desempate 5-4 a favor de Djokovic, Nadal hizo que su oponente juegue una bola de más en cada situación que se le presentaba, razón por la cuál, con un tiro medianamente accesible, Nole estampó una derecha simple en el medio de la red en un punto que podía otorgarle dos puntos para partido. Post esta situación, el de Manacor se agrandó, ganó dos puntos en forma consecutiva a base de un esfuerzo sobre humano, se adueñó del parcial por 7-6 y forzó la definición hacia el quinto y definitivo set.

Ya con las piernas de ambos jugadores fatigadas por el desgaste al que se habían expuesto, Nadal fue el primero que tomó ventaja en ese set. Con el marcador 3-2 en su favor y Djokovic sacando, se adueñó del servicio de su rival y quedó 4-2 y saque para confirmar su gran certamen en Australia y demostrar que el 2012 sería un año en donde la tendencia se iba a comenzar a inclinar a su favor. No obstante, el serbio, aguerrido y competitivo como pocas veces se lo había notado en esa manga, sacó el fuego sagrado interior de los verdaderos campeones y recuperó el quiebre en contra en el siguiente game.

Con todo estabilizado desde los números, ambos jugadores continuaron manteniendo sus respectivos servicios hasta el undécimo juego, cuando Nole, con más oficio y trabajo que golpes extraordinarios, devolvió todo lo que Rafa intentó, se llevó el juego y se aprestó para su game de saque, que tras concebir la ventaja en su favor y recuperarse de un break point en su contra, selló la historia con un 7-5 a su favor, en cinco horas y cincuenta y tres minutos de juego, en lo que representa, hasta hoy, el encuentro más largo en la historia del primer Major de la temporada tenística.

Así, ambos jugadores brindaron un espectáculo deportivo a niveles irrisorios. La demanda física empleada, el estrés mental al cuál estuvieron sometidos y el tiempo que permanecieron en el court, culminando la historia pasada la una de la mañana en el reloj, hicieron de aquel partido uno de los más memorables en toda la historia del tenis.

¡Gracias maestros, que el próximo domingo gane el mejor!

Te dejamos las imágenes de aquel maratónico y apasionante encuentro entre Nole y Rafa, en la definición del 2012:


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