Djokovic vencía 6-1 y 4-1 al japonés Nishikori cuando éste se retiró del encuentro por molestias físicas. En semifinales, el número uno del mundo se va a enfrentar a Pouille.

La candidatura plasmada desde el arranque del Abierto de Australia sobre Novak Djokovic parece no haberlo afectado en lo más mínimo. Es que el serbio está acostumbrado a manejar esa presión y traduce las sensaciones a las que se somete un tenista en momento de estrés mental a simples y cotidianas dentro de su vida. Y este miércoles, en el Rod Laver Arena se vivió algo similar a esto, más allá del desenlace final. El número uno del mundo se imponía 6-1 y 4-1 al japonés Kei Nishikori cuando éste debió retirarse del partido por molestias físicas.

El primer set de Nole fue demoledor. No dejó a Nishikori ni siquiera respirar y lo arrinconó desde la primera pelota, haciendo del japonés lo que él quiso durante los treinta y un minutos que duró esa primera manga, que el serbio selló con un contundente 6-1.

El segundo, por su parte, venía bien encaminado para el mejor tenista del planeta. Más allá de haber perdido el primer juego de ese parcial, Nole hilvanó una seguidilla de doce puntos para pasar del 0-1 al 3-1 en un abrir y cerrar de ojos. Con ese quiebre arriba, el oriental ya acusaba que no estaba en las mejores condiciones para jugar de igual a igual la contienda y, más allá del esfuerzo realizado para intentar continuar en el encuentro, tras ceder su servicio en ese quinto game y quedar 4-1 abajo en el marcador decidió acercarse a la red, comunicarle al umpire Carlos Bernardes que no seguiría y le dio la mano a Djokovic.

Con esta victoria, Nole se metió entre los mejores cuatro del torneo y, el próximo viernes, se enfrentará al francés Lucas Pouille por un lugar en la final, esa que ya consiguió ganar en seis ocasiones en suelo australiano.

Las mejores imágenes del duelo que depositó a Djokovic en semifinales: