Diego Schwarztman terminó su participación en el Abierto de Australia el pasado domingo luego de caer en tres sets ante el serbio Novak Djokovic, segundo del mundo. Pero el 6-3, 6-3 y 6-4 en favor de Nole no fue lo más importante para el argentino en el primer Grand Slam de la temporada, sino su buen andar hasta el partido ante el ex número uno del mundo y la autoridad con la que se coló en la segunda semana de competencia.
Schwartzman es uno de esos jugadores que todos los torneos lo quieren en su lista de entradas. El Peque es un atractivo difícil de ignorar y en los Grand Slams su rendimiento suele crecer, es por ello que el logro de Schwartzman en estas dos semanas de competencia en Australia fue el de afirmar su papel de protagonista claro en los eventos Majors y saber que, para dar un paso más hacia delante, deberá mejorar ciertos aspectos en su juego.
Si bien el golpe de la caída ante Djokovic es duro y no puede pasarse por alto, lo bueno que se puede rescatar por parte del argentino es que ya tiene un lugar ganado por juego y respeto de sus rivales y del público general del tenis en la elite mundial del deporte blanco. La vara ya fue fijada, depende solo de él mantenerla lo más alta posible.
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