Cuando nos rompen el corazón sentimos que nunca se reparará. Solemos obsesionarnos tanto en una historia que no funcionó, en las fisuras de nuestro corazón, y en los errores que ya deberíamos estar enterrando.
Esto provoca que nos perdamos el presente, cerremos puertas, y pongamos punto final a las nuevas aventuras que están por llegar. Nuestra necesidad por seguir viendo atrás nos vuelve obsoletos a las nuevas personas que seguramente están intentando llegar.
Debemos entender que esas heridas deben cicatrizar, para después sanar. Tal vez nunca olvides del dolor que una vez sentiste, pero si trabajas en él puedes transformarlo en enseñanzas. No pierdas nuevos romances por no saber superar a tu pasado.
Cuántos casos no hemos escuchado de personas que no logran pasar página cerrando así las puertas a su alrededor. Más allá de una nueva relación, nuestra propia paz mental requiere que hagamos paz con lo que ya no fue.
Recuerda no romantizar las historias que no se completaron. Lo que jamás viene en los cuentos de niños es el gran detalle que el amor no puede con todo. A veces quieres a una persona con todo tu corazón, pero simplemente la relación no puede continuar.
Un noviazgo o matrimonio no nos define como personas, simplemente es un capítulo más en el extenso libro de nuestras vidas. Podemos concentrar muchos esfuerzos en encontrar al indicado o a la indicada cuando es algo que no se debería buscar.
El amor llega solo, pero hay que tener las puertas abiertas. Asimismo, también existe el caso de que no llegue y eso no debería de asustarnos. Lo principal es estar bien con nosotros mismo, forjar sueños en diversas áreas, y cultivar todo tipo de relaciones.
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