A veces las relaciones llegan a un punto en el que uno llega a un punto de inflexión y necesita meditar las cosas. No hay ningún truco de magia que haga que el amor vuelva a revivir como el primer día, porque cada relación es un mundo, pero sí uno puede seguir una pequeña guía que ayudará a reflexionar. Acá tienes algunos consejos que pueden ayudarte a recomponer el amor o, por lo menos, a tomar una decisión.
Pensá si merece la pena luchar por la relación
Es muy importante plantearse que esta pasando, ya que puede que simplemente se trate de pequeñas diferencias, de discusiones provocadas por la incomprensión o por algún motivo en concreto que causa siempre un mal momento. Se sincera con vos misma y pedile lo mismo a tu pareja: si ambos se quieren y tienen claro que quieren estar juntos, trabajen en ello. Por el contrario, si en el fondo sabes que no da para más pero estás intentando salvar la relación y te aferras a ella por miedo, deberías poner un punto final. Esas señales pueden ayudarte a ver que tu relación en realidad no funciona.
Identificá el problema
En ocasiones, la crisis de pareja llega como consecuencia de pequeños problemas que fueron dejando pasar. Detalles insignificantes que pensabas que no se convertirían en lo que ahora son: un gran problema. En este caso no les queda otra que tragarse el orgullo, sentarse a hablar y ser sinceros. No te guardes nada de lo que te molesta del otro, puesto que si no será imposible arreglarlo.
“Lo siento” y “te quiero”, dos palabras esenciales
Ni vos sos perfecta ni tu pareja lleva siempre la razón, por lo cual es muy importante dejar el ego y el orgullo a un lado en estos momentos. Es importante reconocer que fallaste, si le hiciste daño con alguna actitud concreta y viceversa. Recordá que pedir perdón no significa haber perdido, si no que es un signo de madurez. Y si de verdad se quieren, díganselo más a menudo, no lo des siempre por hecho.
No intentes cambiar a tu pareja
Ni dejes que tu pareja cambie tu forma de ser. Ustedes se enamoraron de lo que cada uno es y, aunque podemos cambiar ciertas actitudes nocivas para nuestra relación o reconocer fallas, no podemos dejar que otros aspectos cambien, nuestra escencia. Para que una relación funcione, primero es esencial quererse a una misma y sentirse orgullosa de las persona que somos. Solo así se puede querer a los demás de una manera sana.
Volvé a conectar como antes
Puede ser un consejo muy práctico a la hora de salvar una relación de la rutina. Cerrá los ojos y pensá en aquello que hacían antes: sus primeras citas, las escapadas de fin de semana, las tardes de película y chocolates, las canciones que compartieron. Evoca aquello que les hacía sentir bien e ilusionaba, y volve a hacerlo, ya que es imprescindible crear nuevos recuerdos que fortalezcan la relación.
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