La meditación orgásmica es una práctica que tiene como objetivo quitar el enfoque apresurado de «terminar» qué ocurre durante los encuentros sexuales, y facilitar una experiencia que permita a las personas sentir las suaves, y a veces eléctricas, ondas de placer que vienen con la desaceleración, quitando el énfasis de la penetración.
El objetivo no es el fin orgásmico en sí, sino la desconexión, la estabilidad emocional y el éxtasis que se puede experimentar a nivel espiritual por medio del masaje femenino genital. Es llegar a un éxtasis espiritual fomentando la estabilidad emocional y permitiendo la conexión con la pareja mediante la meditación orgásmica.
Se debe realizar en un espacio tranquilo, relajado, dónde se colocan colchonetas cubiertas con mantas, almohadas y lubricantes orgánicos, y debes estar acompañada de alguien que te ayude a conseguir el máximo placer.
La mujer que recibe el masaje debe estar desnuda de la cintura hacia abajo y es que lo realiza, vestido. Se debe fijar el cronómetro por 13 minutos y los otros dos minutos serán para volver a estar en calma. La práctica dura 15 minutos.
Se masajea el clítoris centrándose en el punto en el cuadrante superior izquierdo, mientras la mujer se concentra en el centro de placer describe lo que siente y puede pedir que vaya más rápido o más lento, según su preferencia.
Se produce una conexión entre la mente y el placer sexual donde se activa los principales centros de placer en el cerebro. Es una nueva forma de vivir la sexualidad y liberarse de tensiones y estrés.
La persona que estimula al otro
Para el strokee, quien brinda el masaje, puede dar sin esperar recibir. La mayoría de los acariciadores reflexionan sobre sus experiencias y sienten como si hubieran recibido tanto; con el simple hecho de sumergirse en esta potente meditación con otra persona. A pesar de que no les han tocado los genitales de ninguna manera.
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