Comer ligero antes del masaje. No hay mejor momento para probar un menú light y 100% afrodisíaco a base de ostras, fresas y champagne.
Aclimatar correctamente la habitación. La temperatura ideal: 25 grados. Ha de ser un ambiente cálido para que los músculos se relajen y el cuerpo disfrute plenamente del masaje.
Favorecer una atmósfera Zen: atenua las luces y desconecta el teléfono para que no los molesten. Una música suave y relajante de fondo creará el ambiente adecuado. También podes vaporizar en el ambiente aceites esenciales para que el aroma sea agradable: 3 gotitas de aceite de azahar relajarán tensiones.
Crear un lugar cómodo: Pone almohadones blandos sobre la cama, el sofá o el suelo, utiliza mantas suaves y calentitas o toallas gruesas, agradables para la piel.
Invertir en aceite de masaje. Elegí los que sean algo fluidos y grasos para que las manos se deslicen bien por la piel. Evita el aceite de parafina, que es químico y decántate, y anda por un aceite vegetal biológico. En cuanto al olor, la decisión es tuya: almendra dulce, macadamia, sésamo, albaricoque…
Quitarse las joyas y cortarse las uñas, para evitar arañar a la pareja.
Atender a las sensaciones del otro: varía la presión en función de sus reacciones. Lo podes sentir en su respiración.
Cambiar la técnica: rozar, “amasar”, pellizcar, masajear, presionar. Y, sobre todo, evita cicatrices y varices.
Compartir: El masaje erótico es, ante todo, un intercambio de papeles y, por tanto, sensaciones.
Dejar volar la imaginación: No tienes por qué seguir al pie de la letra las técnicas que te proponemos. Alterna tus caricias con besos y mimos, ¡solo tú sabes lo que más le gusta a tu chico! ¿Te has planteado en alguna ocasión recurrir a los juguetes eróticos? A continuación te mostramos los más destacados.
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