Para algunos podría ser la peor pesadilla estética en la cama.
El invierno es la peor estación para el sexo. La disminución del libido que acompaña a las bajas temperaturas y las alteraciones hormonales que se derivan de la menor exposición solar influyen determinantemente en nuestro apetito sexual.
Tanto que, según un estudio elaborado por Bayer en 2016, sólo el 33% de las mujeres prefiere esta época del año para disfrutar de sus relaciones carnales. Un porcentaje claramente inferior al 48% que alcanza la primavera y al 54% que registra el verano, la estación favorita para hombres y mujeres.
Si bien nada se puede hacer para aumentar el número de horas de sol disponibles durante el invierno, sí que disponemos de mecanismos para subir nuestra temperatura corporal y disminuir así la sensación de frío. Uno de ellos, el más antiguo y también más efectivo, es el que pasa por incorporar a nuestro vestuario prendas más cálidas que las que hacemos servir el resto del año.
Sobre este asunto, un equipo de investigadores suizos demostró en un estudio publicado en Nature que, además de calentarnos, el uso de complementos como medias no sólo ayudan a mejorar la calidad y la cantidad del sueño, sino que también mejoran nuestra vida sexual.
La explicación es sencilla: para alcanzar el orgasmo, entre otras cosas, es imprescindible estar relajado físicamente y sentirse completamente cómodo. De ahí que al emplear medias se multipliquen las probabilidades de que el orgasmo diga presente.
Otro estudio científico, en este caso firmado por la Universidad de Groningen, ya había comprobado unos años antes que dejarse puestos los calcetines durante el coito incrementa sustancialmente las posibilidades de llegar al clímax.
Una de las conclusiones más llamativas a las que llegaron los neurocientíficos holandeses es que, en términos de placer, son ellas las que reportan una mayor diferencia entre mantener relaciones con y sin medias.
Hay un principio médico básico que dice que cuando la temperatura corporal se reduce, el flujo sanguíneo disminuye. Este dice también que cuando el descenso es acusado los vasos sanguíneos se estrechan impidiendo la correcta irrigación de algunas zonas del cuerpo como los genitales, dificultando así la arribada del orgasmo.
“Mantenemos la autorregulación de nuestro cuerpo y, de este modo, la sangre irriga de manera directa al clítoris y los genitales masculinos”. Esa es la razón por la que “la tasa de aquellos que alcanzan el orgasmo con los pies cubiertos es notablemente superior a la que presentan los que los llevan sin cubrir”,Gert Holstege , líder del proyecto neerlandés.
En invierno, pues, no queda otra: póntelos, pónselos y asegúrate de que sean calentitos.
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