Esta claro que cada relación de pareja es un mundo, y no existe una vara de medir universal que nos permita conocer la “calidad” de un vínculo amoroso. Sin embargo, por lo general resulta de utilidad fijarse en una serie de criterios o de facetas de una relación para, viendo la gravedad de sus problemas, determinar si hay incompatibilidades.
¿Hay respeto mutuo de manera sostenida?
Este es el primer criterio en el que debemos fijarnos para saber si somos compatibles con nuestra pareja. El respeto es la base de cualquier relación de tipo no antagónico, y por supuesto, en el caso concreto del amor resulta primordial.
No solo es suficiente con que no existan agresiones físicas o verbales directas. El modo habitual de relacionarse con el otro debe ser consistente con el valor del respeto, y de manera sostenida en el tiempo. Esto último es muy importante, porque incluso en las relaciones en las que hay maltrato, se puede dar un ciclo de la violencia en la que de manera puntual se muestre arrepentimiento para poco después, volver a agredir.
¿Se dispone de tiempo para estar juntos?
Cada persona tiene sus propias necesidades a la hora de establecer la cantidad mínima de tiempo que quiere pasar con su pareja, ya sea diariamente o semanalmente. Por eso, es imprescindible detenerse a analizar si estos intereses aparentemente distintos encajan, y si existen las condiciones para que se cumplan esas expectativas.
Por ejemplo, en las relaciones a distancia esto puede ser un problema, pero si se traza un plan realista por el cual ambas personas puedan pasar juntas tiempo de calidad, o bien uno en el que llegados a un punto la relación deje de ser a distancia, en ese caso no tiene por qué hablarse de incompatibilidad.
En todo caso, es importante señalar que no todas las expresiones de compatibilidad amorosa tienen por qué ser de carácter puramente psicológico o emocional; otras son materiales, como los graves problemas causados las jornadas laborales interminables.
¿Todo se basa en la atracción física?
En la juventud, es frecuente confundir la compatibilidad amorosa con la atracción mutua basado en lo físico, lo estético. Este es un patrón de comportamiento que a medio y largo plazo da problemas. Justamente por eso es bueno plantearse si lo que nos mantiene unidos a nuestra pareja es la inercia de lo que empezó solamente con atracción física.
Aunque técnicamente no es una incompatibilidad, es una fuente de futuras y probables incompatibilidades serias. Teniendo en cuenta que la mayoría de las personas se plantean las relaciones de pareja como un vínculo estable y de muy larga duración, no está de más pensar en ello.
¿Hay asimetría en la comunicación?
Hay veces en las que una de las personas que forman la relación adopta un rol marcadamente pasivo cuando hay discusiones o conflictos de intereses. Es decir, hacer ver que todo está más o menos bien, aunque a la práctica no se llega a disimular del todo. En estos casos puede ocurrir que la otra persona se interese por hacer explícito el motivo del problema, o que de por sentado que en esos casos lo correcto es no hacer nada, para que el conflicto no emerja a la superficie.
Cuando ambas personas se han acostumbrado a esto porque no saben lidiar con los problemas de manera directa, eso puede constituir una incompatibilidad. A la larga, siempre se impone la voluntad de una de las partes.
¿Hay expectativas realistas sobre la compatibilidad?
Paradójicamente, obsesionarse con si uno es compatible con su pareja o no, puede ser una incompatibilidad si eso lleva a exigir de la otra persona que se amolde casi perfectamente a lo que se espera de ella. Es importante asumir que siempre hay pequeños roces entre los intereses de las personas que se han involucrado en la relación. No se puede idealizar el concepto de los amantes que se complementan a la perfección.
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