Tener conciencia de los alimentos que comemos día a día, ayuda a que no sólo controlemos la cantidad de comida que ingerimos, sino que contribuye a que no comemos en exceso o en menor cantidad. Nuestra memoria es muy influenciada por nuestras emociones, por eso es que cobra importancia el hecho de llevar un registro diario de comidas.
Está comprobado que las personas gordas registran un 30% menos de lo que en realidad comen. Controlar diariamente las comidas consumidas en el día permite no sólo saber por qué engordamos, sino que también cómo nos alimentamos. A su vez, es posible blanquear aquellas cosas que no queremos resignar a la hora de hacer dieta para organizar de una forma más saludable el desayuno, colación, almuerzo y cena.
1. El tipo de alimento, su cantidad y tamaño.
2. Tipo de preparación y agregados.
3. Tamaño del plato.
4. Cantidad de calorías.
5. Horario de comida.
6. Sensación de hambre del 1 al 5.
7. Estado de ánimo.
8. Incluir bebida o postre.
Es importante dejar asentado nuestra sensación de hambre y estado de ánimo, ya que eso determinará nuestras ganas de comer en la siguiente comida. No debemos olvidarnos de que nuestro cuerpo va a quemar más rápido las calorías de aquellos alimentos que consumamos al principio del día, por lo que es conveniente saciar las ganas de comer en el desayuno y almuerzo, para luego llegar sin hambre a la cena.
Otro aspecto para tener en cuenta es escribir qué comimos inmediatamente después de hacerlo para no olvidarnos de los detalles. Este método de control es ideal para comenzar a adoptar hábitos saludables de a poco y no todos juntos. Así, aquella persona que no está acostumbrada a beber los 2 litros de agua al día recomendados o a desayunar, comience a hacerlo.
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