Selecciona los granos de café adecuados
Es recomendable que escojas un producto de alta calidad, ya que al tratarse de un proceso tan puro, se absorberán mejor los aromas y los sabores. También es preferible utilizar granos enteros en lugar de un preparado de café en polvo.
Muele los granos
Antes de continuar, debes moler los granos. Lo recomendable es utilizar un molinillo eléctrico. Debes procurar no molerlos demasiado, ya que trabajarlos en exceso podría provocar que se liberen sabores amargos.
Mézclalo con el agua
Deberás utilizar una cantidad de agua proporcional al café, en este caso del 1:10. Es decir, si has molido 100 gramos de café, deberás utilizar un litro de agua. Aun así, esto es una proporción orientativa: si prefieres un café más fuerte, solo tienes que utilizar un poco menos. Lo que necesitas en este paso es un recipiente donde hacer la mezcla y dejarla reposar. La mejor opción es una cafetera de prensa francesa tradicional.
Déjalo reposar durante 12 horas
A diferencia del café caliente, este café requiere mucho más tiempo de elaboración y reposo. Pero cuando pruebes el resultado, comprobarás que merece la pena. Lo mejor es dejarlo reposar entre 10 y 12 horas, por lo que es ideal prepararlo antes de dormir para que esté listo al día siguiente. Debes sellar el recipiente y dejarlo durante la noche a temperatura ambiente.
Fíltralo
Para filtrar el café, puedes utilizar un filtro de café normal que deje que el café lo atraviese. No te preocupes si se obstruye a mitad del proceso, la práctica hace al maestro.
Sírvelo con helado y leche.
¡Listo para servir! Lo ideal es ponerlo en un vaso con un par de cubitos de hielo. Si prefieres un sabor más suave, puedes mezclarlo con un poco de leche. Si te gustan las leches vegetales, te recomendamos que lo pruebes con leche de coco o de almendras. Y si quieres impresionar a tus invitados, sírvelo con una bola de helado de vainilla.
Disfruta de acceso ilimitado a más de 100 notas sobre belleza, horóscopo, moda y tendencias!
Suscribirme