Está la necesidad de avanzar, sin embargo se respiran aires de resistencia, se entrecorta la inspiración sintiendo cierta incomodidad. ¿Será negación? ¿A qué? ¿A creer que podemos o miedo a que en ese poder ya no seamos quienes éramos y ya no nos acepten en nuestra autonomía y determinación? La mirada en alto nos muestra un panorama incierto, pero, al mismo tiempo, por dentro late el desafío. Está ahí, siempre lo estuvo. Pero en ese latido teñido de certeza está guardado el “gran miedo”… ¿Y si no sucede lo esperado? ¿Y si muero de hambre? ¿Y si me quedo sola por siempre?
¡Vamos!
Se trata de una inspiración profunda. El siguiente trayecto se llama cambio de paradigma. Es la transformación del modelo, de ese que debía seguirse en cada situación. Lo preestablecido, que se terminaba llevando a cabo en piloto automático, sin margen de sentimiento hacia uno mismo y sin ningún tipo de respeto de las propias necesidades. Dentro del viejo paradigma, no solo hay un registro de “formas”, también un registro emocional, de otros y de cómo ese registro afectó a tu vida, grabándose como un fractal que está impreso en la memoria y se repite. Tu vieja herida. ¿La reconocés? ¿Qué te hirió en tus primeros años? ¿El abandono, la humillación, el rechazo, la omnipotencia, el miedo a que no te amen? ¿Sigue ahí y se instala en cada intento por avanzar?
¿Cómo salir de ese fractal, cómo disolverlo?
Quitándole poder e imprimiendo uno nuevo con consciencia, llevando a cabo elecciones a favor de vos misma, con constancia hasta hacerlo carne y con la alegría de sostener la voluntad hasta abrigar el cambio. Esta vez, tenés que usar toda esa pulsión tóxica reprimida, como fuego que enciende los motores, “para tu bien”. La tarea no es sencilla, pero tampoco imposible. Tanto como creas en tu voz interior, tanto como creas en tu poder creador, tanto como te disciplines y convoques a tu voluntad, el resto, simplemente es sostenerlo. Cambiar las formas cambia tu química, la transforma y, al cambiar tus compuestos, cambian tus estados y tu apariencia. Investigá entonces acerca del modo de incrementar tus endorfinas, neurotransmisores relacionados con la paz y el bienestar. La serotonina, relacionada con la felicidad y el optimismo. La dopamina, activista de la motivación. Y la poderosa oxitocina, hormona relacionada con la calma y el amor.
Estás de reinicio
El cambio de paradigma es complejo, es por eso que también es importante que puedas abrirte a vivir experiencias ligadas a tu poder interior y a tu descubrimiento; astrología, yoga, terapias alternativas de descubrimiento. Abrite para conocerte. Cambiar es explorar sin juicios viendo y sintiendo qué hay, dando un paso más allá. De alguna manera, es poder reiniciar en “lo nuevo” sintiéndote más vital, más viva. No te aflijas si sentís que das tres pasos para adelante y cinco para atrás, permitítelo.Comenzá simplemente por darle una vuelta de tuerca a esos conceptos acerca de la vida, de la pareja, de la economía, de la relación con tu cuerpo, con tu espacio y con tu tiempo. Vas a descubrir que muchas cosas ya no son válidas para vos. Es factible que estés muy aferrada a algo que no resolvés soltar; si es un afecto, comprendé que el verdadero amor es y vive sin ataduras ni expectativas, dejalo ser y si es, simplemente ahí estará, tal vez no en el momento que vos quieras, o con esa persona con la que te encaprichaste o apegaste, tan solo es amor, dejalo ser como y con quien tenga que ser. Lo mismo en otras áreas de tu vida, en un trabajo, en un proyecto. Hacé y dejá que las cosas sean en su tiempo y en su forma. Descubrí la vitalidad que se esconde detrás de cada uno de los proyectos. Te abrazo en la confianza de tu ser, único espacio de verdadera realización.
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