Alimentalos
No hay disciplina sin hidratación. Por eso, es fundamental que tu shampoo y acondicionador se adapten a vos y a tu pelo. Los productos con aceite de coco, por ejemplo, son la última y mejor tendencia: fortalecen, humectan, desenredan, brindan definición y reducen el volumen.
Lo mejor es, después de aplicarte el acondicionador, cubrite los rulos con un gorro de ducha y dejar que actúe por unos minutos. Mientras te bañas, el vapor de agua caliente ayudará a que el producto penetre en la fibra capilar. Después, enjuagate como siempre y terminá con un chorrito de agua fría para cerrar la cutícula.
Tené cuidado al peinarlos
Todas sabemos que los rulos son anti cepillos, pero desenredarlos es clave para su buena imagen. Después de la ducha, usa tus propios dedos para peinarte con cuidado. Lo mejor es que empieces con las puntas y vayas subiendo gradualmente, siempre con la ayuda de una crema para peinar. Otra opción es, si hacerlo con las manos no te convence, elegir un peine que sea de cerdas anchas y de madera. Este material evita la electricidad estática.
Menos calor y más aceites
¿Sabías que el pelo con rulos tiende a ser más seco? Por eso, es importante que no abuses de los tratamientos químicos y que evites, en la medida de lo posible, la planchita. Por otro lado, si vas a usar el secador, hacelo siempre con un difusor, usalo a temperatura baja y toma nota de este tip: para una mayor protección, usa aceites de coco sin enjuague.
Lo ideal es mantener tus rulos hidratados para que se vean bien sin tener que recurrir al calor. Si se descontrolan, podés mezclar la crema para peinar con unas gotitas del aceite y aplicartela con las manos. También podés poner la mezcla en un poco de agua fría y usar un atomizador para un resultado más liviano y descontracturado. A veces, humedecerlos un poco puede ayudar a modificar su forma, sin tener que lavarlos otra vez.
Antes de dormir
La hora de acostarte es crítica. Si no cuidas tus rulos, a la mañana se van a ver aplastados. Pero tranquila, solo tenés que hidratalos y desenredalos antes de acostarte. Hacete un rodete bien alto y cubrí tu almohada con una funda de satén que, a diferencia de las comunes, no produce frizz. Y no te olvides el aceite de coco, que es un must.
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