Relaciones kármicas: ¿En qué consisten y cómo superarlas?

Te contamos qué son y qué hacer para liberarte de ellas.

A lo largo de la vida, es probable que hayas escuchado hablar de las relaciones kármicas y cómo estas se desarrollan en el plano amoroso. Si no has oído de ellas, te contamos en qué consisten.

En primer lugar, hay que entender que estas se relacionan directamente con el karma. Esta palabra significa “acción” y es un ejemplo de la ley de causa y efecto, en la que nuestras acciones físicas, verbales y mentales son la causa, y nuestras experiencias son los efectos.

Cada persona tiene su karma individual, que corresponde a las consecuencias de las acciones que se han realizado en el pasado y que se reflejan, por ejemplo, a través de la apariencia física, experiencias y disposiciones mentales que se tienen en esta vida.

El karma también es conocido como “justicia divina”, y demuestra la importancia de desarrollar las actitudes e intenciones correctas, ya que de lo contrario, se devolverán las malas energías en esta vida o en las siguientes.

¿Cómo funciona en las relaciones?

Antes de encarnar en un nuevo cuerpo, nuestra alma decide cuál es el tipo de relaciones que experimentará en su siguiente vida, en función de los aprendizajes que quiere realizar y su grado de evolución. Si bien existe la posibilidad de que haya un aprendizaje, estos vínculos se caracterizan por arrastrar consigo algunos problemas y conflictos.

En las relaciones kármicas, dos personas se unen para sanar aquellos desequilibrios de vidas pasadas y superar los problemas para evolucionar. Estas suelen comenzar de manera apasionada, con una sensación de magnetismo imposible de abandonar, algunos momentos armónicos y conflictos que interrumpen la conexión entre los dos individuos.

Se caracterizan por ser confusas y por la dificultad que poseen los involucrados de abandonar dicha relación. ¿La razón? El alma la escogió por su potencial de crecimiento y sanación que nos acercará a la posibilidad de experimentar el amor verdadero.

¿Cómo superarlas?

Para superar una relación kármica, es necesario tomar conciencia del tipo de vínculo que tenemos. Luego, hay que darle espacio a las sensaciones y emociones que nos genera, sintiéndolas sin cuestionarlas. Esto nos permitirá liberar la energía emocional, sacándola de nuestro cuerpo.

Muchas veces, las personas saben que ocurre algo dentro de sus relaciones, pero no profundizan en las emociones que les provocan. Para sanar de una relación kármica, hay que conectar con el interior de uno mismo. Ahí es donde se encuentra la fuerza y sabiduría para sanar, perdonar y la claridad para definir lo que es amor y lo que no.

Es importante remarcar que una persona es responsable de su propia sanación, y no de la del resto. Un individuo no puede forzar a otro a percibir los problemas de la misma manera que él. El cambio es personal y sus efectos son positivos tanto para la persona que lo realiza, como para sus parejas.

Las relaciones kármicas seguirán repitiéndose a menos que se realice el aprendizaje. Por eso, hay que preguntarse qué se debe hacer/cambiar para hallar la felicidad, y romper con el círculo. Algunos de estos vínculos son cortos y una vez que los involucrados aprenden la lección, se terminan. Esto también se aplica individualmente, de manera que si solo uno aprende la lección, disminuye su karma negativo.

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