Las personas que la tienen suelen preocuparse mucho por la falta de cosas o dinero. Ven la realidad desde la carencia y no desde la riqueza de posibilidades que existe en la vida.
Sabotea los momentos de felicidad y los logros que se puedan alcanzar en la vida. Quienes viven desde la escasez suelen pensar que “hay poco”, por lo tanto, sienten que deben aferrarse y cuidar lo que ya han conseguido. Incluso si esto significa dejar pasar oportunidades grandiosas.
Otra creencia errónea y limitante es que “las cosas son así” y al no poder cambiarlas, lo mejor es resignarse. O, pensar que “los demás son quienes tienen suerte”. Esto corresponde a una forma polarizada de ver la realidad.
Consejos para cambiar:
Examinar nuestras ideas e identificar las que nos limitan: Luego, transformarlas en su contrario. Por ejemplo: “no tengo suerte” por “soy una persona exitosa, capaz de obtener logros”.
Agradecer: todo lo que tenemos en este momento, que es de buena calidad, y todo lo que está por venir. Los momentos y las cosas intangibles son más valiosos que los objetos perecederos.
Conectarse con otras personas abundantes y evitar aquellas que son tóxicas o que siempre se quejan.
Más que observar los éxitos de los demás, aprender a ver nuestros puntos fuertes y las cosas maravillosas que nos rodean, y estaremos dando el primer paso hacia la abundancia.
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