Cómo encontrar el balance entre la vida personal y laboral

Mientras que nuestras vidas se reacomodan, intentamos equilibrar lo personal con lo laboral… En este camino, ponemos en la balanza nuestros roles y hacemos foco en nuestro interior para construir la vida que deseamos.

Una vez, una maestra espiritual me dijo: “la felicidad no tiene que ver con la intensidad, sino con el equilibrio, el orden, el ritmo y la armonía”. Les soy sincera, no pude dejar de pensar en esta frase desde que comenzamos a trabajar este tema. Pensaba además, qué loco, con un mundo patas para arriba -con un virus rondante y una sociedad que se está aggiornando a nuevas ideas y nuevos tiempos- ¿cómo podemos pretender sentirnos equilibradas, así de la nada, si hoy todo está en proceso de encontrar su equilibrio? No obstante, inmersas en este escenario que se está reacomodando, lentamente, nuestro ser no es independiente y también lo está buscando. En esta edición, nuestra búsqueda va por encontrar el equilibrio y ponemos en la balanza las áreas personales y laborales de nuestra vida. 

Actitud vaso medio lleno 

Como ante todo cambio en la vida, me gusta comenzar alejada de la queja. ¿Con qué óptica vamos a empezar a equilibrar nuestra vida? De nada sirve quejarnos de una realidad que no depende de nosotras, la queja nos ubica en un lugar de víctimas. Lugar en el que, básicamente, nos criaron para ocupar. Pero el mundo está cambiando y, con él, nosotras. Daniela De Lucía, Coach Estratégica, nos recuerda que “esperar que cambien las circunstancias para ser felices, pone a nuestra felicidad en manos de lo externo, sea una persona, el clima o una decisión del gobierno. Aceptar nuestra realidad, sin amargarnos, nos permite encontrar nuevas soluciones con aquellas cosas que sí podemos controlar o influenciar”. Sin embargo, ver la vida “vaso medio lleno” no significa que tenemos que ver todo color de rosa, no nos sirve la positividad liviana porque en la vida nos pasan cosas todo el tiempo y no todas salen siempre como esperamos. Aceptar aquello que no podemos cambiar es el primer paso para comenzar a construir una actitud positiva. ¿El segundo? Ponernos en modo acción, llevarnos del plano del deseo y del pensamiento al plano de la acción. Como explica Daniela: “pensar, decir y, luego, hacer para hacer realidad nuestros sueños”. 

Atentas al cambio

La vida se mueve, el tiempo pasa y nuestro crecimiento es constante. Y esto sucederá toda la vida, por eso es bueno ir realizando este ejercicio de chequear dónde estamos paradas, hacia dónde queremos ir y qué ajustes de equilibrio podemos ir dándole a nuestra vida. Lo importante es estar muy atentas a la oportunidad de cambio que nos plantean las circunstancias favorables y no tan favorables de la vida, para que ese cambio sea consciente y poder utilizar los recursos que tenemos disponibles de la mejor manera”nos advierte Daniela. Y nos aclara que cuando habla de recursos, no habla solamente del económico, sino, y en especial, de nuestro propio valor. Y agrega, “las crisis son parte de la vida, pero nosotros siempre tenemos nuestro poder personal, habilidades y valor para entregar al mundo. En toda crisis, es fundamental conectar con nuestro valor, si nos olvidamos de eso, perdemos todo”. Pero, ¿sabemos cuál es nuestro verdadero valor? No saberlo es un pasaje directo a lastimar nuestra identidad y autoestima cada día. Así, frenar la vorágine y mirar con atención hacia dentro para descubrir nuestro valor, hará que nos sintamos mucho más plenas y alineadas con lo que realmente somos. Y Dani le suma a esto: “luego viene el desafío de reconocerlo, hacernos cargo y encontrar la forma de entregarlo al mundo. Porque el objetivo no es ser exitoso, es ser valioso. Una vez que descubrís tu valor y lo entregás al mundo, el éxito llega como consecuencia”.

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