Bautizado por sus adeptos como Yoga Curativo (por algo será), el yoga integral “es una técnica que combina varios métodos tradicionales del yoga original -explica Gabriel Ruiz Sierra, director del Club CT y uno de sus impulsores en España-, ofrece una síntesis de varios estilos utilizando asanas, ejercicios de respiración (pranayama) y prácticas de saneamiento (kriyas), con un objetivo, el desarrollo armonioso de todos los aspectos del ser humano”. Es decir, el cuerpo físico, la parte emocional, la intelectual y la espiritual. En definitiva, ofrecer a los yogis una herramienta útil para vivir una vida feliz, tranquila y saludable. Suena bien porque en tiempos de incertidumbre, ansiedad y estrés generadas por la pandemia, viene bien cualquier recurso que alumbre el camino.
“De hecho -continúa el experto-, es un yoga cuyas bases curativas han sido probadas científicamente y se ha introducido como base de muchas terapias y programas de salud dirigidas a todos los públicos”. Aquí no se trata de alcanzar la perfección en las posturas ni el Nirvana propio de un gurú, este sistema lo que busca es el bienestar holístico… y cada uno tenemos nuestro propio remanso de paz, aquel en el que pase lo que pase nos hallamos en la gloria.
¿Cómo se consigue tocar el cielo?
“A través de la ejercitación de posturas asequibles acompasadas con diferentes técnicas de respiración que ayudan a liberar tensiones corporales y miasmas emocionales, a la vez que dirigen la mente hacia la tranquilidad”. Lo que los expertos denominan “alinearse” con el momento presente, “que no es más que tomar conciencia de uno mismo en un espacio unificado imperceptible”. Es decir, se consigue crear una burbuja personal repleta de relajación e introspección que fortalece y purifica mente, cuerpo y emociones. Sin embargo, los beneficios de la burbuja no son ególatras y unipersonales, sino que mejora considerablemente la relación con el entorno, con los demás, desde los compañeros de trabajo, a la familia y los amigos. Ideal para tímidas o para todas aquellas que quieren mejorar sus relaciones interpersonales.
Las bondades de esta técnica son 360
Físicamente, desarrolla la fuerza y flexibilidad de huesos y músculos y aumenta el sentido del equilibrio. Intelectualmente, calma la mente y aligera el pensamiento, lo que se traduce en una mayor capacidad de concentración, o lo que es lo mismo, trabajarás (o estudiarás) más, mejor y en menos tiempo. Emocionalmente, contribuye a gestionar las experiencias que nos tocan el alma y el corazón, sean negativas o positivas, ayudándonos a aprender y evolucionar, a sentir sin dramas y liberar tensiones emocionales; un chollo para los espíritus más sensibles.
¿Quiénes pueden practicar yoga integral?
“Cualquier persona que sienta la necesidad de dar un enfoque integral a toda su vida, incluyendo las relaciones físicas, espirituales, intelectuales e interpersonales”, comenta Gabriel Ruiz Sierra. Y no, no tiene contraindicaciones, aunque se tenga alguna lesión, discapacidad o patología crónica, “siempre que se inicien las primeras sesiones bajo la supervisión de un experto que valore la situación de cada yogi, principiante o avezado”, aclara Ruiz Sierra. Una vez interiorizado, puedes ejercitar tus rutinas donde quieras.
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