La mujer que pueda disfrutar del ejercicio durante el embarazo se sentirá mucho mejor en todos los sentidos, pues le ayudará a:
• Sentirse más controlada y con más energía y vitalidad
• Tonificar los músculos de la espalda, evitando los dolores, y fortaleciendo su postura
• Equilibrar el movimiento intestinal
• Activar y fortalecer los movimientos de las articulaciones
• Conciliar el sueño con más facilidad
• Controlar el estrés y la ansiedad
• Mejorar el aspecto de la piel
• Controlar la respiración y el dolor durante el parto
• No acumular grasa durante el embarazo y, así, poder recuperar la forma física después del embarazo.
El tipo de ejercicios dependerá del estado del embarazo y de la forma física que tenga la futura mamá. Los ejercicios físicos tendrán más limitaciones, en el caso de que la mujer presente hipertensión, mareos, contracciones uterinas, hemorragia vaginal o fatiga. En casos más especiales como las enfermedades cardíacas, riesgo de parto prematuro, embarazo múltiple, feto con crecimiento inadecuado o útero flojo, esta práctica está contraindicada.
Los especialistas en el tema afirman que las mejores actividades para la mujer embaraza son las que pueden ser practicadas en el agua, como es el caso de la natación e hidrogimnasia, porque evitan esfuerzos gravitacionales, disminuye la retención de líquidos y las molestias en la espalda.
El yoga, así como Pilates, el baile, o simplemente caminar, también es aconsejable como una buena alternativa para mejorar la flexibilidad y fortalecer los músculos. Según la mayoría de los médicos, las mujeres embarazadas no deben llevar peso, ni hacer ejercicios abdominales, por los menos en los primeros meses. Deben evitar las actividades que incluyan rebotes, saltos, bajadas y subidas, cambios radicales de dirección, o que ofrezcan riesgos de lesión en la zona abdominal. Deportes como el esquí, el buceo o la equitación no son recomendables.
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