Son muchos los beneficios que produce el ejercicio, mejora nuestra salud física, mental y nuestro estado anímico, aumentando también nuestra autodeterminación y contrarrestando los pensamientos autocríticos. El ejercicio, en especial el aeróbico, aumenta el ritmo cardíaco, reduce los niveles de depresión, la ansiedad y el estrés; mejora la función cerebral y el rendimiento de la memoria y retrasa los efectos del deterioro mental a medida que avanza el envejecimiento. Así lo confirma un estudio del Centro de Salud Cerebral de la Universidad de Texas, Dallas, publicado en Frontiers in Aging Neuroscience: «La ciencia ha demostrado que el envejecimiento disminuye la eficiencia mental y la memoria. El ejercicio aeróbico mejora la memoria, la función cerebral y la condición física”.

Nuestro cerebro contiene millones de neuronas conectadas entre sí a través de hormonas llamadas neurotransmisores, bio-moléculas que transportan la información que recibe el cerebro.  Si los neurotransmisores funcionan, el cuerpo y la mente entran al estado equilibrio, regular en las funciones del sistema nervioso. Entre las funciones de los neurotransmisores está la capacidad de concentración, la memoria, el aprendizaje, la calidad del sueño y del descanso, el control del estrés, y, el razonamiento.

Al practicar una actividad física los neurotransmisores más importantes que se producen y liberan son:

1. Dopamina. Relativa a la sensación de placer y asociada a la sensación de relajación. Regula las funciones de aprendizaje, la memoria y tiene un papel fundamental en la toma de decisiones.
2. Serotonina u hormona de la felicidad. Regula el apetito, el sueño y el estado de ánimo. Sus niveles altos generan sentimientos positivos y levantan la autoestima.
3. IGF-1. Relacionada con el crecimiento y con la formación de nuevas neuronas en el hipocampo. Cuando se produce impacta en el Factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), esencial en las funciones de 
4. razonamiento superior. Si el BDNF está bloqueado, se bloquean las capacidades de aprendizaje y de la memoria. La práctica deportiva aumenta su nivel.
5. Acetilcolina. Aliada para prevenir el deterioro neurológico, encargada de la activación muscular, siendo su función principal mejorar las habilidades cognitivas.
6. Endorfinas. Conocidas como morfina natural, relativas al ejercicio regulan la ansiedad. Se podrían considerar “la droga” del deportista. La sensación de bienestar y satisfacción que producen cuando se segregan con la actividad física hacen que al día siguiente la persona desee volver a practicar deporte y experimentarla de nuevo. Los deportes que requieren velocidad, potencia explosiva y fuerza hacen que el organismo segregue más endorfinas. Comparable a la psicoterapia y los antidepresivos, estudios científicos han comprobado la eficacia del ejercicio para tratar la depresión unipolar. Cuando bailamos, montamos bicicleta, jugamos basketball, caminamos o hacemos cualquier otra actividad, nuestro corazón late más rápido, los pulmones toman más oxígeno y nuestros músculos se fortalecen.

Desde pequeña practiqué danza y ballet sin imaginar los beneficios que me generaría el ejercicio. Luego, en mi carrera profesional en Nutrición y Fitness observo que cada paciente es diferente y que nunca es tarde para comenzar a hacer pequeños cambios que resultan beneficiosos; de manera que si tienes un mal día o una mala racha, haz al menos 45 minutos de ejercicio tres veces a la semana y te sentirás mejor física y mentalmente. 

Recuerda: cada paso cuenta. Como dice 2 Corintios 6: 19 20, debemos cuidar nuestro cuerpo.  Nuestra meta con el ejercicio no debe ser mejorar nuestra imagen a fin de que otras personas nos admiren. La meta debe ser mejorar nuestra salud física para que tengamos más energía y así poder dedicarnos a las metas espirituales.