Con la pandemia cambiaron muchas cosas y con ella, la manera y el lugar de realizar nuestras actividades diarias y, por ende, nuestra vestimenta se transformó. El hogar se volvió nuestro epicentro para ejercerlas: trabajo, estudio, gimnasia y ocio. Así, los trajes sastreros y camisas almidonadas, quedaron de lado como el color negro que lo elegíamos como clásico, jerárquico y cómodo.
La ropa comfy y home wear nos remite a nuestras casas, a los pijamas, a sentirnos arropadas y a no tener que cambiar de estilo para cada actividad, como lo hacíamos anteriormente. La vestimenta acompaña a todas en la misma medida. La moda pasó de ser una máscara externa a ser confortable y cálida, con menos diseño visual y más elección de textiles de calidad.
Volver a la naturaleza perdida
Al no poder vivir y disfrutar la naturaleza, queremos estar envueltos en sus colores y que nuestras prendas nos hagan sumergir en un bosque lleno de follajes otoñales, arcillas y tierras mojadas. El marrón en todas sus gamas representa lo acogedor, la calidez del hogar, la carencia de lo artificial. Para darle un look de actualidad, combinarlo con neutros como el crudo, gris, beige, hueso y blanco roto, es una buena idea. Pero también están sus materiales y, para ellos, también podemos valernos de la naturaleza: algonodes y tejidos, con tinturas extraídas de ella, como el té o la remolacha.
Época de cambios
Cada gran cambio de la humanidad se ve reflejado en nuestra vestimenta: los años veinte y la moda flapper y Coco Chanel; en los años sesenta, la minifalda; o los ochenta y las hombreras y los sporty looks… seguramente, esta, será ilustrada por los looks comfy para el home office y todas las actividades en pandemia. Los colores como el negro y el azul marino, que usábamos anteriormente para una imagen corporativa y elegante, nos resultan agobiantes para este contexto y el típico vestido negro de coctel no tiene ocasión de uso. Y así como se refleja en las tipologías y colores, también nos encontramos con cambios en los estampados, en este caso en su poca utilización, ya que, al estar expuestos a dispositivos y pantallas todo el tiempo, necesitamos un descanso de imágenes.
Más abrazos, por favor
Las texturas nos abrazan, así como las tipologías: grandes camperas y cuellos puff megainflados, tejidos maximizados y coat piel o corderito, simulan el calor de los brazos que extrañamos y, que queremos volver a sentir. La simpleza, comodidad y monocromía, quedarán como postales, de estos abrazos partidos que, así como un rompecabezas, volverán a encajar.
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