Los aceites esenciales nos ayudan a equilibrar nuestra piel, ya que aportan lípidos esenciales. En general, los aceites protegen, hidratan y aportan flexibilidad y luminosidad a nuestra piel. También tienen un comportamiento anti-edad, puesto que afinan y suavizan líneas de expresión.
¿Cómo se usan?
Podríamos decir que su uso más sencillo es a través de la aromaterapia. Por otro lado, su aplicación a través de la piel es sencilla, si bien debemos tomar ciertas precauciones ya que se trata de sustancias muy concentradas. Es por ello que los aceites esenciales siempre han de usarse diluidos en sustancias conductoras, como en aceites vegetales o arcillas.
Sólo los aceites esenciales de lavanda, manzanilla y árbol de té pueden aplicarse directamente sobre la piel. En cuanto a su uso oral, las cantidades dependerán de cada persona. En este sentido, lo mejor es consultarlo con un profesional.
Rostro
Un masaje diario, antes de la aplicación de la crema de cuidado, fomenta la renovación celular y devuelve el resplandor y la flexibilidad a la piel. Con 5 gotas tendrás más que suficiente: una en la frente, una en cada mejilla, otra en la barbilla y otra en el cuello. Sólo hay que extender estas gotas desde el interior hasta el exterior del rostro con movimientos descendentes.
Cuerpo
Se masajean sobre ciertas partes del cuerpo para tratar problemas precisos, estimular la microcirculación y facilitar la pérdida de agua. Se pueden aplicar sobre toda la silueta para mejorar la elasticidad y la firmeza de la piel.
Cabello
El uso de aceites esenciales, calmantes y estimulantes activa la microcirculación, relaja el cuero cabelludo y devuelve el tono y la hidratación al cabello.
Beneficios de los aceites esenciales más usados
Lavanda: bactericida, reequilibra las pieles secas e irritadas.
Geranio: tonificante, fortalece las pieles sensibles.
Zanahoria: antioxidante, revitaliza las pieles secas y cansadas.
Ciprés: tónico venoso, calma las pieles congestionadas.
Pachuli: cicatrizante, reduce el acné.
Limón: astringente, purifica las pieles grasas.
Romero: tonificante, devuelve el resplandor cabellos débiles.
Eucalipto: antiséptico, sanea el cuero cabelludo.
Menta: estimulante, devuelve el vigor al cabello.
Salvia: tónico, facilita crecimiento del cabello.
Tomillo: bactericida, combate todo tipo de infecciones.
Jazmín: estimulante, afrodisíaco, eleva el estado de ánimo.
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