Argentina se jugaba un partido más que especial en los cuartos de final en el Estadio Azteca. Para muchos, en esos 90 minutos se ponían sobre la mesa cuestiones extrafutbolísticas, entre ellas lo ocurrido en Malvinas en 1982.
Con Diego Armando Maradona como bandera futbolística, la Albiceleste iba a tener una tarde mágica e iba a eliminar a Inglaterra por 2-1 con un doblete del Diez como nunca antes se vio en la historia de los mundiales.
A los 5 minutos del complemento, Pelusa tuvo una avivada para poner el 1-0, salto por sobre Shilton y un leve puñetazo para mandarla al fondo de la red. “La mano de Dios” abrió el score, ya que engañó a propios y ajenos.
Mientras algunos comenzaban a preparar los títulos con la palabra trampa, Maradona se iba a guardar la joya más valiosa cuatro minutos más tarde.
El astro recibió un pase de Enrique en la mitad de cancha y desde allí llevó la pelota hasta el arco rival en tan sólo 10,6 segundos, donde desplegó meido equipo y dejó al uno europeo tendido. “Barrilete cósmico”, bautizado así por Víctor Hugo Morales: 2-0 y a cobrar.
El pibe de Fiorito alcanzaba la cima del universo con un partido perfecto. En el día que cumpliría años, el mundo del fútbol lo recuerda como si fuera hoy, porque sólo muere aquel que es olvidado.
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