Otra vez, una inoperante decisión desde quienes manejan el fútbol, haciendo recaer todo el peso sobre los hombros de un árbitro, ya que ellos se querían lavar las manos. En fin, el producto, ¿no?.

Boca y Newell’s debían disputar su encuentro correspondiente a la fecha 23 del torneo de la Liga Profesional del fútbol argentino esta noche, pero el tiempo no lo permitió. Una intensa lluvia cayó en la Ciudad de Buenos Aires durante toda la madrugada y el resto del día. Eso terminó haciendo que el campo de juego de La Bombonera estuviera con charcos visibles.

Las primeras imágenes que preocupaban, sobretodo al hincha del Xeneize, llegaban alrededor de las 18:00 horas, donde ya se empezaba a ver que si no paraba de llover, iba a ser imposible que se dispute el partido. Pero desde la LPF, se mantuvieron en silencio. La gente comenzó a entrar a la cancha, la lluvia aminoró y dejó que el drenaje haga lo suyo, por lo menos por un rato.

Pero la intensidad volvió a aumentar, el campo de juego se volvió a inundar y ya parecía una utopía que se pudiera jugar. Patricio Loustou salió con la pelota a las 21:37, siete minutos después del horario en el cual debía comenzar el partido, para ver si la pelota giraba o se quedaba estancada. Claramente terminó tomando la decisión correcta, suspender el duelo.

Ahora bien, la decisión del árbitro fue la correcta. Incluso en su primera salida, decidió esperar para ver como evolucionaba la tormenta. Pero acá el culpable de que 30 mil personas hayan viajado hasta el estadio y recién ahí se enterarán que el partido no se iba a jugar no fue el Loustou, sino la LPF, que ya sabía varias horas antes, que la lluvia no iba a ceder, y que el campo de juego no estaba en condiciones.

Claramente podrían haber ahorrado el traslado de los hinchas, y de todos los que trabajan cubriendo el partido. No sorprende que no se haya tomado una decisión de antemano y que esperarán hasta último minuto, si es su modo operandi de todos los días. No se puede esperar mucho más de una organización en la que hoy en día, con el campeón ya definido, no se sepa como va a ser el próximo torneo, cosa que cambia cada seis meses.

Un capítulo más de lo vergonzoso que son nuestros dirigentes que manejan el fútbol profesional de Argentina. Igualmente, tampoco habría que dejar afuera de esto a Boca, ya que siendo sinceros, no puede ser que cada vez que llueva hay que cruzar los dedos para que se juegue en La Bombonera, pero ese es un tema aparte. En fin, el producto, ¿no?, o más bien, lo mismo de siempre.

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