Increíble pero real. Todo el mundo estaba expectante por uno de los partidos más importantes del mundo. El Millonario y el Xeneize iban a definir mano a mano nada menos que la Copa Libertadores de América en el Monumental tras el 2-2 ajustado en la ida en La Bombonera.
Sin embargo, la historia iba a tener un revés inesperado e iba a cambiar todos los planes. El micro de Boca sufrió un brutal ataque en las adyacencias del estadio del Millonario: fue apedreado en Lidoro Quinteros y Avenida Libertador y los estallidos de los vidrios lastimaron a varios jugadores del elenco azul y oro.
Hasta último momento el partido parecía que iba a jugarse, hasta que finalmente primó el sentido común y se suspendió: primero se pospuso para el día siguiente y luego hacia el 9 de diciembre para jugarlo en Madrid, en el Santiago Bernabéu.
A diferencia con el famoso hecho del “gas pimienta” en 2015, el partido sí se jugó. Pero lo más increíble es que la Justicia archivó la causa, sólo hubo dos culpables, ambos hinchas del Millo y no quedaron involucrados efectivos policiales, dirigentes ni políticos por una negligencia o zona liberada que fue omitida por los que estuvieron a cargo de la investigación.
Así fue el ataque al micro de Boca
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