La gloria obtenida en Qatar parece lejana, pero a su vez cercana. Pasaron tan solo siete meses de aquella patriada de la Scaloneta frente a Francia en un partido que fue y será catalogado como la mejor final de la historia de los Mundiales.
Aquella definición tuvo todos los condimentos habidos y por haber. Golazos, victoria holgada, empate, alargue con dos goles, una atajada épica y una definición por penales infartante.
Ese 3-3 con Messi y Mbappé como figuras sacaba minuto a minuto una jugada y un momento para enmarcar. Pero Gonzalo Montiel fue el que se llevó los últimos flashes con su disparo definitorio para ganar la tercera.
Argentina se bordó una nueva estrella y la gloria será eterna. Los días, las semanas y los meses pasan y la gloria se engrandece cada vez más en la tierra de Diego y Lionel.
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