El Xeneize, una vez más, había llegado a Tokio como punto para jugar la final Intercontinental.
La mañana del 14 de diciembre del 2003 lo esperaba el equipo italiano con todas sus figuras: Cafú, Maldini, Pirlo, Kaká y Shevchenko, entre otros. En el inicio del partido, el equipo italiano confirmó su favoritismo con el gol del danés Tomasson.
Pero, como siempre, surgió la mística característica de los equipos del Virrey y Matías Donnet marcó el empate.
El resultado no se modificó en los 90. Tampoco en el alargue. Fue, entonces, el tiempo de los penales; donde terminó imponiéndose.
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