Rafael Nadal es, sin dudas, el mejor tenista del mundo hoy por hoy. El ranking y sus resultados así lo dictaminan y si bien no pudo estar hasta el final de la temporada en Londres, donde por cuestiones matemáticas quedó por fuera de las semifinales, el español muestra sus actitudes y aptitudes en cada momento que está dentro de una cancha de tenis.
Esto mismo sucede esta semana en España, en Madrid, donde se está disputando la Copa Davis. Cada vez que su equipo lo solicita para ser parte de un encuentro clave, el mallorquín está presente al pie del cañón y eso es, sin dudas, una de las facetas más grandes que posee el número uno del mundo para una competencia por naciones como lo es el evento en el que se disputa la Ensaladera de Plata.
Hecho clave para demostrar esta actitud del mallorquín es cómo estuvo presente a la hora de jugar por los puntos claves ante Argentina, en la serie que le dio el pase a semifinales a España. La nación más austral del mundo dominaba el marcador por 1-0 tras la victoria de Guido Pella sobre Pablo Carreño Busta. Fue allí donde Nadal salió con todo ante Diego Schwartzman y lo vapuleó en poco más de una hora de juego, sin dar siquiera chances al argentino.
Igualadas las acciones, también salió a disputar el dobles, en donde su rendimiento también es e los mejores. De hecho, Nadal es medallista de oro en la especialidad tras conseguir el título en Rio 2016 junto a Marc López y ayer, junto con Marcel Granollers, derrotaron a Leonardo Mayer y a Máximo González, quienes venían de jugar un gran encuentro ante los alemanes Kevin Krawietz y Andreas Mies, campeones de Roland Garros de esta temporada. La victoria de España con un Nadal enchufadísimo desde el primer hasta el último de los puntos le dio el punto y el pase a las semifinales al conjunto español.
La clave de tener a un jugador como Nadal en un equipo es simple: hay que estar, poner el pecho y decir presente y el español, siempre que las papas pelan y hay que lograr un punto imposible o seguir con vida porque la soga ahoga el cuello, está, y eso es lo más valorable de un jugador que., a pesar de ser el mejor del planeta por su cuenta yen el circuito, también lo es para su país y siente los colores y la pasión por su bandera como pocos. Simplemente, merece aplausos.
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