El accesorio que tienen los tenistas para impactar las pelotas es una raqueta diseñada específicamente para esa tarea, sin embargo muchas veces varios de los profesionales y los jugadores amateurs utilizan a la misma como el primer elemento que poseen para descargar su furia por haber perdido un punto importante, generado una bronca contra determinada situación o simplemente por sufrir un colapso mental del cuál no pueden salir.
Cabe aclarar, en primera medida, que la raqueta para un tenista es la extensión de su cuerpo. Con ella domina los golpes, los efectos, intenta manipular al contrincante desde su posición. Sin ellas, claro está, el tenista no podría disputar siquiera un punto y es el elemento más importante que tiene para poder llevar a la práctica todos sus golpes y sus ideas frente al contrario.
No obstante, en más de una ocasión, se vio a más de un tenista, y no solo a los amateurs, sino también a profesionales de la talla de Roger Federer, Novak Djokovic o Simona Halep, por nombrar algunos de los tops de ambos circuitos, estrellar sus raquetas contra el suelo descargando la bronca o la impotencia que les generó haber perdido un punto clave, o una pelota sencilla.
Sin dudas, la raqueta no tiene que ver con las consecuencias de un mal golpe o de la habilidad del contrario para hacer caer las embestidas del propio jugador. El gran problema es que es el primer elemento al alcance de la mano que tiene el jugador para poder descargarse y soltar esa furia interior que debe mantener casi nula durante todo el proceso del encuentro que está disputando y eso, muchas veces, es difícil de controlar.
Es allí donde surgen las críticas por haber exprimido su bronca hacia un elemento que no tiene nada que ver con las consecuencias de haber perdido el punto, no obstante, en la cabeza del tenista en ese momento, solo se grafica la furia contenida, que pasa a ser acción con la rotura de las raquetas y el posterior abucheo del público por semejante escena.
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