Por: Juan Tomás Kucharski

La hermana menor de la Williams protagonizó uno de los escándalos más controversiales de los últimos tiempos en el mundo del tenis.

Sin embargo, en el 2009 tuvo otro enfrentamiento fuerte con los jueces de línea. La cuestión es, ¿qué le pasa a Serena?

Semanas atrás, la final del Abierto de los Estados Unidos en la rama femenina estuvo cubierta de polémica. La japonesa Naomi Osaka derrotó a Serena Williams por 6-2 y 6-4 y se consagró campeona de su primer Grand Slam. Sin embargo, la gran noticia de aquella final resultó el show que montó Williams con el umpire Carlos Ramos, de España.

Para hacer retrospectiva y ponernos a tono sobre lo acontecido, Williams recibió tres advertencias por parte del árbitro Ramos. La primera, en el segundo game del segundo set por coaching, algo prohibido por el reglamento y que le significó simplemente una llamada de atención; la segunda, en el quinto juego de ese parcial, por abuso de raqueta tras quebrarla, lo que le hizo perder un punto, y la tercera, por faltarle el respeto al propio Ramos, antes de comenzar el octavo juego de ese set y decirle “ladrón”, lo que provocó que Osaka ganara ese game sin siquiera tocar la pelota.

Estas advertencias y el reglamento aplicado por el juez de silla sobre Serena, en Estados Unidos, provocaron que el público, en su gran mayoría, se pusiera a favor de la local, quien, con justas razones, había sido penalizada. Williams, además, entre otras cuestiones que realizó al dirigirse al árbitro, le solicitó constantemente que le otorgara unas disculpas por cómo estaba actuando, aludiendo, entre otras cosas, que ella era madre y que tenía que tratarla con el respeto que merecía.

Lejos de polemizar, el árbitro se encargó de seguir llevando adelante el encuentro, que culminó con Osaka campeona, chiflidos hacia el juez y Serena siendo parte de un show poco alegre que, por si fuese poco, continuó en la sala de conferencia post partido, acusando al árbitro Ramos de realizar esas penalizaciones por una cuestión de género.

No obstante, y más allá de las razones que haya tenido Serena para diagnosticar a Ramos de tal manera y simplemente aceptar el reglamento bien aplicado sobre ella, no es la primera vez en que la estadounidense se ve envuelta en un escándalo durante un partido en este torneo.

Es que en el año 2009, en las semifinales ante la belga Kim Clijsters, Williams se disponía a sacar para mantenerse en partido. En aquel instante la jueza de línea le cantó una falta de pie en el segundo servicio, lo que le provocó la doble falta y hallarse con punto para partido en contra. Enfadada con la jueza, comenzó a gritarle en el medio de todo el estadio colmado. Y, entre esos gritos, según la jueza, la amenazó de muerte, acto penalizado por el reglamento, por faltarle el respeto a una autoridad del juego, lo que derivó en un segundo warning, el punto para Clijsters y, de esta forma, el partido para la belga.

Es por eso que el interrogante surge. Serena no logra jugar en paz en el torneo donde más quieren verla triunfar. La situación difícilmente la sobrepase, pero, la pregunta es: ¿por qué se irrita de tal manera en el US Open?

¿Habrá tenido un Déjà Vu?