Sucedió lo que quizás todos los pronósticos vaticinaban, pero lo que si cambió fueron las maneras, las formas. Es que Rafael Nadal consiguió instalarse una vez más en las semifinales de Roland Garros, torneo del que se adueñó ya en doce ocasiones, pero lo que no fue para nada sencillo fue su encuentro por los cuartos de final, donde derrotó en tres sets, pero tras un trabajo muy arduo, al italiano Jannik Sinner.
El marcador final fue 7-6 (4), 6-4 y 6-1, en casi tres horas de juego, pero el desarrollo de esos tres sets fueron dramáticos para el español. Es que en el primer set estuvo muy complicado y fue forzado al tie-break, que consiguió de manera “sencilla”, pero en el segundo estuvo quiebre abajo y con Sinner totalmente iluminado y muy fino, a punto tal que se preveía una lucha eterna. Aunque, claro está, la jerarquía pesó en los momentos clave y así el de Manacor se quedó con el match en tres mangas, resolviéndolo de manera un tanto más sencilla de lo que se preveía en el transcurso del enfrentamiento.
Ahora, por un lugar en la definición, el mallorquín se medirá ante el argentino Diego Schwartzman, quien en la otra batalla épica del día derrotó al austriaco Dominic Thiem, tres del mundo y finalista de las últimas dos temporadas, para así alcanzar su primera semifinal de Grand Slam. Será el undécimo juego entre ambos, con una ventaja de 9-1 para Rafa, aunque el último antecedente, en Roma, hace un par de semanas, la victoria quedó en manos del argentino en sets corridos.
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