No dejes que la chispa se apague, que donde hubo fuego cenizas quedan. Es cierto que la rutina y las obligaciones que la vida nos obliga a llevar a cabo (desde el trabajo al cuidado de los niños o las facturas) pueden descuidar en ocasiones nuestras relaciones sexuales. Algunas personas son más mañaneras, y otras descubren que no tienen tiempo hasta que llega la noche y están demasiado cansadas para desatar la lujuria y la pasión.
Muchas parejas llevan a cabo ciertos trucos para no descuidar esa parte tan importante de la vida: por ejemplo, una buena idea es pensar un día de la semana concreto para llevarlo a cabo, aunque el problema es que algunas personas prefieren que ese momento surja de manera natural y no esté supeditado a un momento marcado en el calendario.
La Luna de Miel no puede durar para siempre, y aunque el sexo quizá no vuelva a ser tan maravilloso como en otro momento lo fue, puede seguir siendo suficientemente bueno. Los psicólogos evolutivos sugieren que el amor romántico es transitorio por diseño adaptativo y que la función biológica del amor en realidad es unir a dos personas para que tengan un bebé y se dediquen al cuidado biparental. Una vez que ese niño está en camino, no sería útil seguir obsesionado sexualmente con la pareja romántica, ya que el cuidado del futuro bebé será lo primordial. Pero, ¿cómo solucionar las cosas?
Como decíamos, algunas parejas concretan un momento determinado para tener relaciones. A pesar de la idea predominante de que debería ser espontáneo, los sexólogos apuntan que es mejor planificarlo. Especialmente si tienes muchas responsabilidades y compromisos; cuando lo planificas es bastante más probable que vayas a consumarlo.
A veces, otro de los problemas es que un miembro de la pareja quiere más sexo que el otro. Cuando uno de los dos tiene poco deseo, esto puede suponer un golpe de autoestima para el que quiere más, por ello la comunicación es tan importante, debe ser honesta y transparente, sobre todo si sientes insatisfacción. Además, si no tienes deseo sexual podría deberse al estrés, puesto que aunque suene a tópico llevamos un ritmo de vida mucho más acelerado que nuestros predecesores.
A pesar de la idea predominante de que debería ser espontáneo, los sexólogos apuntan que es mejor planificar el momento del sexo
Si eres exigente o te molestas con tu pareja, es poco probable que consigas algo si te frustras o recriminas cosas. Intenta hacerle la vida más fácil, quizá el estrés tiene mucho que ver con su falta de deseo sexual, haz lo que puedas para que tu pareja se excite y piensa en ella y su felicidad.
Puede ser que, en cambio, seas tú la persona que tiene la libido baja. Darle placer a tu pareja incluso cuando no estás de humor para el sexo muestra que te preocupas por su felicidad sexual, además, hay una buena probabilidad de que te pongas de humor en el proceso de complacer a tu pareja. La excitación sexual de tu pareja puede encender la tuya.
Como explica Lawrence Josephs en ‘Psychology Today’: “La felicidad sexual no se trata solo de tener relaciones sexuales cuando quieres tener relaciones sexuales. También se trata de no tener que tener relaciones sexuales cuando no quieres tener relaciones sexuales. Y la felicidad sexual se ve reforzada por saber que tu pareja es sexualmente feliz contigo, porque en su mayoría, pero no siempre, obtiene el sexo que necesita, y en su mayoría, pero no siempre, está libre de la presión para tener relaciones sexuales cuando no está en el estado de ánimo. Tienes que dar un poco para obtener un poco”.
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