Un estudio realizado en Nueva York reveló la importancia de tener acceso al agua potable en las escuelas.
En los Estados Unidos la obesidad infantil es un tema importante de salud pública. Allí, un 17% de la población entre 2 y 19 años tiene problemas con su peso corporal, situación que aumenta el riesgo de numerosas complicaciones.
Frente a esta situación, el Estado está implementando distintas medidas para ayudar a niños y adolescentes a conquistar un peso saludable. Así lo hizo prohibiendo, por ejemplo, las máquinas expendedoras de gaseosas comunes en las escuelas.
Para complementar, ahora introdujeron bebedores de agua fresca en los comedores escolares de 1227 escuelas públicas primarias y secundarias.
EL ESTUDIO
Al comienzo los investigadores recurrieron a los registros de la medidas antropométricas (peso, altura) tomadas anualmente en las escuelas y las utilizaron para calcular el Índice de Masa Corporal -IMC- de un millón de estudiantes. Luego compararon los valores promedio con los de los alumnos de escuelas que no habían recibido los dispensadores.
Así concluyeron que la medida había colaborado en la reducción del 1% del sobrepeso en los varones y el 0,5% en las niñas. Aunque estos porcentajes parecen ínfimos, los expertos aseguran que es un excelente punto de partida ya que los estudiantes disminuyeron significativamente su consumo de leche chocolatada durante el almuerzo al reemplazarla por agua fresca y potable.
Las autoridades se muestran esperanzadas con este cambio saludable y esperan un mayor impacto a largo plazo.
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