No todas las parejas tienen un final feliz cuando termina su historia. Muchas, incluso, no lo encuentran desde el principio porque entran en una espiral de destrucción de la que es muy, muy difícil salir. Si estás en una de esas relaciones que se llaman tóxicas, hazte un favor a ti misma y sal corriendo, ya que la espiral es tan dura y puede ponerse tan sumamente fea, que puede anular tu capacidad de recuperación durante mucho tiempo. Si no sabes de qué hablamos, espera a ver si te reconoces en alguna de estas situaciones.
Pareja insegura. Es un clásico. Uno de los dos tiene miedo a que el otro le deje, por alguien más guapo, con más posibilidades, con más alegría, con más carisma. Por eso, lo que hace es tratar de anular a la otra persona con sus propias inseguridades para que sea el otro el que empiece a tener un miedo real de que la pareja se rompa.
Pareja controladora. Uno de los ejemplos más graves de las parejas tóxicas son aquellas en las que uno de los dos quiere saber todo lo que hace, dice o piensa su novio o novia en todo momento. Espiar el teléfono móvil, intentar cortar toda comunicación con otras personas fuera del círculo de confianza, no dejarle su propio espacio, montarle absurdas escenas de celos…
Pareja que aísla. Todas las personas necesitamos nuestro propio espacio, nuestros hobbies personales, nuestra vida al margen de la persona con la que compartimos una relación sentimental. Si nuestra pareja quiere que todo gire en torno a él y que no pensemos o hagamos nada que escape a sus límites, nos está aislando. No dejes que la toxicidad de alguien inseguro o controlador acabe aislándote de las personas que sí te quieren de verdad.
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