Lo conociste por la app. Hubo chats hasta altas horas de la madrugada y finalmente llegó el momento de que la virtualidad le dé paso a la realidad. Está por tocar tu timbre y todo tiene otra fuerza ahora que lo estás por conocer en vivo: el corazón al galope, la ansiedad incontrolable, no sabes qué ponerte ni cómo actuar.
La expectativa es ansiosa por definición, y en estos casos es más fuerte que nunca. El pensamiento de anticipación nos abre siempre un abanico de posibilidades que están fuera de nuestro control, por lo tanto, nuestro cerebro imagina escenarios y eso genera ansiedad.
Por eso, lo ideal es que puedas manejar el nivel de expectativas, para que esas locas ganas de conocer a ese alguien no te terminen jugando en contra:
Bajá la vara
Dominadas por las ganas de que esta vez funcione, muchas mujeres salen en sus primeras citas al encuentro del hombre de su vida, lo que se describe como expectativa desmedida en más de un sentido. Cuando la ilusión copa todo, lo que encuentres en la realidad te va a dejar gusto a poco.
O bien, la ceguera de las ganas te va a impedir ver algunos datos que son interesantes de registrar en las primeras citas, porque la ilusión mágica del enamoramiento te hace entrar en una suerte de hipnosis y no podés ver nada negativo. Por lo tanto, disfruta pero siempre mantenete realista y toma la situación con calma.
Abrite a lo nuevo
Tene cuidado con como juega tu mente. El ideal de pareja que tenés armado en la cabeza te puede llevar a descartar posibilidades porque no “encajan” con tus preconceptos de lo que querés de una relación o de un hombre. Quizá jamás en tu mente te habías imaginado estar con alguien separado con hijos y, de pronto, descubrís que, justamente por eso, estás con alguien menos narcisista, más responsable y comprometido. O habías pensado en alguien con mucho dinero y te termina seduciendo su visión más austera y simple de la vida.
La realidad puede ser infinitamente más rica que todo lo que armaste en tu cabeza, por eso déjate llevar y no te encasilles en tus preconceptos de siempre, porque te podes perder de algo muy valioso.
No peques de ansiosa
Tu ansiedad, por saber cómo va a seguir lo que acaba de empezar, te puede jugar una mala pasada. El otro puede sentir la presión y asustarse de tu control y tus constantes demandas. Quizá la relación tenga posibilidades, pero a nadie le gusta ser etiquetado y tener que poner “nombre” al vínculo que se está generando en unos pocos encuentros.
Soltar el control es algo que escuchamos siempre y no sabemos muy bien cómo hacerlo, cuando simplemente se trata de renunciar a la omnipotencia de querer hacer que el amor suceda con algunos pases mágicos.
Hay que saber esperar que las situaciones te conduzcan adonde deben hacerlo, pero también es importante recordar que el amor es una construcción, que lleva tiempo de cocción y que todo lo que hagas por acelerarlo puede acabar por hacerte sacar el pastel crudo y arruinarlo. Y lo lindo, quizá lo más lindo, es mirar a través de la puerta del horno cómo va creciendo de a poco y paladearlo mientras te regala su aroma.
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