Squirt: técnicas para conseguirlo


Qué es el squirt y cómo podemos llegar a conseguirlo


A la hora de hablar de los fluidos que una mujer puede expulsar durante las relaciones sexuales, estos se distinguen entre la orina, el squirt y la eyaculación femenina. En el caso de la orina, la expulsión de este fluido se puede producir debido al debilitamiento del suelo pélvico, que da lugar a las pérdidas de orina.

El squirt es el líquido que en ocasiones se ven en las películas para adultos, cuando una actriz expulsa un chorro en grandes cantidades. El squirt es voluntario, provocado y su composición es, principalmente, orina diluida. La eyaculación femenina, a diferencia del squirt, es involuntaria y no se provoca y su cantidad varía de una mujer a otra. Pueden ser gotitas, un pequeño chorro o una cantidad mayor, parecida a la del squirt.

Técnicas para conseguir el squirt

Antes de explicar cuáles son las técnicas para conseguir el squirt, esto no ha de ser una obligación sino un juego que se desee llevar a cabo, tanto de forma individual como en pareja, por lo que aconseja que nunca se trate de una meta sino de concentrarse en el disfrute.

Erotizar el cuerpo. Es el primer paso. Es importante que la piel se encuentre receptiva y preparada para la estimulación. Así que las caricias, los besos, los roces, todo es importante. Hay que dejar un poco de lado los genitales, ya vendrá su parte más adelante. Esta parte necesita tiempo, así que puede dedicarse el que se quiera.

Acercarse a las zonas más sensibles. La segunda fase se centra en los roces y caricias de los genitales. Si es una pareja la que está practicando esta técnica podrán rozar sus cuerpos y estimularse mutuamente. Si es una persona sola, podrá usar su mano, el brazo o juguetes, si así lo desea.

En esta etapa se aconseja usar lubricantes, pero no pequeños productos sino grandes cantidades. Es más adecuado trabajar con lubricantes de 1 litro. Contar con una cantidad de producto tan grande, suele proporcionar bienestar y relajación a la persona, sobre todo cuando se tratan casos de vaginismo o se tiene miedo al dolor.

Técnicas manuales. Cuando la excitación está a flor de piel, se comienzan a acariciar los genitales. El clítoris nunca debe olvidarse, ya que es el punto de placer femenino. Se combina su estimulación con la introducción de uno o dos dedos dentro de la vagina. Puede introducirse uno y luego otro. También puede combinarse con sexo oral. Mientras se estimula el clítoris con la lengua, los dedos penetran el interior.

Los dedos deben formar un gancho, hacia la pared anterior de la vagina, la situada hacia el ombligo. Poco a poco se irán moviendo los dedos haciendo rotaciones o mediante el movimiento de “ven, ven”. Es más importante esto, que estar sacando y metiendo los dedos de forma constante. Esto no suele provocar tanto placer en la mujer, sino más bien en el hombre.

A medida que la excitación crezca, los movimientos deben ir en sintonía. Puede combinarse con movimientos de suelo pélvico, pero en la mayoría de casos no es necesario. Deja que el cuerpo guíe qué es lo que se debe hacer en cada momento. En el caso de que lo practiques en pareja, escucha a tu cuerpo y dile a tu pareja cómo debe seguir.

A la hora de aplicar estas técnicas, es fundamental la comunicación, disfrutar del momento y dejarse ir, si se llevan a cabo en pareja. Si no se logra a la primera, no hay que frustrarse, pues el objetivo no es lograrlo sí o sí. Además, hay personas que no lo consiguen. Se trata de una práctica más que puede contribuir al enriquecimiento de las prácticas eróticas.

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