Cómo solucionarlas

Gases

Llevados por el entusiasmo, y luego de una cena y tragos han convertido tu estómago en un experimento de química. En este caso, tenes tres opciones:
1) decirle que no te sentís bien e irte a casa
2) te convencio para ir a la suya, pero temes un desastre: decile que no te encontras bien y no queres tener sexo. Pasarás gran parte de la noche haciendo escapadas al baño para no contaminar la escena.
3) van tan emocionados que te da igual lo que pasa en tu sistema digestivo. Vos misma interrumpirás el sexo a cada momento para correr al baño. Tu consuelo es que les va a pasar a ambos, estas cosas o unen o separan para siempre.

Él no aguanta nada vs. pretende batir un record

Anda en el límite entre la normalidad y la eyaculación precoz, más cerca de lo segundo que de lo primero. Hacele saber que no estás satisfecha, y que hay más opciones además de la penetración.

Del otro extremo se encuentran los spartan race, los que no se cansan ni que fueras con un caballo al lado. A estos les han dicho que cuanto más tiempo estén, mejor se lo pasa la chica, y bueno, esto es cierto hasta cierto punto. La excitación sexual tiene una curva clara, y pasado cierto punto o se llega al orgasmo o ya es hacerlo por hacerlo, por deporte, pero no por diversión. Acá hay una opción clara: le explicas que te gusta hacerlo con algunas pausas para reponerte (lo cual, por otro lado, es totalmente cierto), que su ritmo es mucho para vos, que no estás acostumbrada, etc.

Gullivers vs. Liliputineses
El tamaño medio de una vagina son 13 centímetros, por lo que un pene de más de 20 provoca más problemas de logística que alegrías. Pero ¿Qué hacemos con los escasos? Contra eso no hay nada que hacer, no es como los bíceps, que cuanto más ejercicio hagas más se desarrollan. Lo que está es lo que hay, y un pene de 8 centímetros en erección no es para pegar saltos.

Con suerte, el muchacho es consciente de su problema y le pone solución, ya que hay otras formas de satisfacer, y todo iría por los cauces normales. Pero si no quiere reconocer que tiene un problema, ahí damos en hueso. Si se lo decís pueden pasar dos cosas: que se enfade y te diga que no es que la tenga chica, o que se traumatice y no haya nada que hacer. En todo caso: huí.