Seguro te ha pasado. Estás cenando con alguien, charlando, disfrutando de la comida y la velada. Por el momento, todo en orden. Pero la incertidumbre aparece cuando la factura llega a la mesa. Piensas: “¿Debería ofrecerme a pagar?”, o “¿si me invitaron, van a pagar lo que consumí?”
No nos digamos mentiras. Es el siglo XXI, y nuestra idea de caballerosidad ha cambiado mucho. Aunque ya no es responsabilidad del hombre pagar cualquier cosa que se nos antoje, tampoco es enteramente nuestra. Y aquí vienen las excusas de parte y parte: “Se me quedó la billetera”, “voy al baño”, o incluso “no traje dinero”… ¿Qué decisión deberíamos tomar?
Algunas mujeres, con el ánimo de verse y sentirse independientes, dirán: “Está bien, yo pago sin problema”. Pero, ¿eso querría decir que quienes no lo hacen se aprovechan del hombre? El debate puede ser eterno.
Mientras decides qué posición tomar, vamos a dejarte una guía corta sobre cómo definir quién debe ponerse la diez, según la situación. De esa manera, evitarás pasar un momento engorroso durante una cita.
Ten en cuenta que todos somos diferentes y hemos tenido experiencias distintas. Esta información puede variar si lo discutes con tu pareja y hacen ciertos acuerdos. También dependerá de si habrá más citas (pues la relación puede no prosperar). En todo caso, comencemos:
Es ley: Si tú hiciste la invitación, tú pagas.
Si eres tú quien se lanza, por ejemplo, a decirle “vamos mañana a almorzar, yo invito”, sería descortés pasarlo por alto a la hora de pagar y que deba ser él quien lo haga. Sencillo. Tu invitación fue más que obvia y deberías hacerte cargo de la cuenta.
Sé clara y utiliza correctamente tus palabras
Aunque es sutil, la diferencia entre decir algo como lo del punto anterior y que insinúes una salida más casual como “¿qué tal si salimos a tomar algo?” jugará a tu favor. No está implícito que vas a pagar, lo cual será suficiente para que él vaya preparado. La comunicación es clave.
Conoce tus límites y encuentra el equilibrio
Esto es fundamental. Que quieras ser amable durante la primera cita y decidas pagar (o viceversa) jamás debe significar que sea así siempre. Una dinámica balanceada puede ser, por ejemplo, que si van a tener citas en el futuro se planteen pagar vez de por medio. Esto puede asegurar no solo que ambos se sientan cómodos en compañía del otro, sino que haya más oportunidades para salir y conocerse más. Otra opción puede ser que ambos paguen sumas iguales en cada cita. ¡Si todo fluye bien, perderán la cuenta!
Define cuál es tu plan/intención con él
Está clarísimo que la situación cambia cuando él es tu amigo y cuando estás interesada en algo más. En el primer caso, será menos incómodo y tensionante en aspectos económicos; y en el último, siempre querrás mostrar lo mejor de ti. Sé sincera: si te sientes a gusto invitando, ofrécelo. Pero si él insiste demasiado en hacerlo, dale el chance e indícale que lo harás tú la próxima vez. Esto te demostrará que es tolerante y valora tus decisiones y opiniones.
Disfruta el momento
En ocasiones así es posible que pasemos más tiempo pensando en cómo vamos a actuar cuando llegue la cuenta, que teniendo un rato agradable, y nuestros gestos nos delatarán. Evita que él piense que eres desinteresada y preocúpate por prestarle la misma atención que a ti te gustaría recibir. ¡Lo demás será cuestión de química!
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