La pandemia nos ha cambiado la vida, y también el sexo. El distanciamiento social y la nueva normalidad van a condicionar (y mucho) las relaciones sexuales, especialmente para las personas sin pareja estable. ¿Y qué consecuencias tiene esto? Algunas que se manifiestan en nuestro cuerpo y nuestra mente. El cuerpo humano está planificado para beneficiarse y gozar del sexo. Las caricias, abrazos y el orgasmo provocan que el cerebro genere más oxitocina, dopamina y serotonina, sustancias que desencadenan las sensaciones de bienestar.
El cuerpo es sabio y se adapta a las circunstancias, sin embargo, varios estudios señalan que se producen cambios con la ausencia de sexo.
Mayor vulnerabilidad a las enfermedades
Los médicos indican que el sistema inmunológico se debilita cuando dejas de tener sexo. Como resultado, es probable que te enfermes más seguido, principalmente de resfriados e infecciones.
Las paredes vaginales se vuelven más débiles
Tener sexo es como una especie de ejercicio para tu vagina, por lo que la falta de él propicia que sus tejidos salgan de la costumbre de relajarse. Para evitar que esto suceda puedes practicar los ejercicios de Kegel.
Aumenta el estrés
Puede que te sientas más ansiosa porque hay una disminución de las hormonas de la felicidad que se producen durante el sexo.
La libido disminuye
Después de un tiempo de no tener sexo, dejarás de anhelarlo. La libido disminuye, por lo que no tendrás ganas de tener relaciones. Esto pasa porque el cuerpo amortigua la respuesta hormonal a la excitación.
El corazón podría sufrir
Una buena vida sexual está fuertemente ligada a la salud cardiovascular, y entrar en un período de abstinencia elimina ese impulso hormonal y aeróbico. Esto no significa que sufrirás un ataque, pero tu corazón sí podría resultar mínimamente afectado.
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