Estos estímulos hacen que nuestro cerebro se active y los interprete como sexuales. A partir de ahí, se desencadenan una serie de respuestas en nuestro cuerpo, que si las seguimos alimentando con excitación y/o estímulos, harán que aumente nuestro deseo sexual.
Nuestro cerebro se puede activar y a partir de ahí, se desencadenan una serie de respuestas en nuestro cuerpo, que si las seguimos alimentando con excitación y/o estímulos, harán que aumente nuestro deseo sexual.
El deseo sexual lo podemos inhibir o activar, dependiendo de muchos factores:
Lo importante, es saber que somos nosotros los que podemos gestionar nuestro deseo: cuidándolo, alimentándolo o, simplemente, eliminándolo.
El deseo sexual no es algo primario, es decir, hay que buscarlo, fomentarlo y cuidarlo.
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