Multivitamínicos: Es una hortaliza cuya principal característica nutricional es el agua, los hidratos de carbono y la fibra. Los minerales más abundantes en su composición son el potasio, el yodo, el calcio y el fósforo. El magnesio está presente, pero en menor proporción. El rabanito es diurético, antigotoso, colagogo, vermífugo (antiparásitos) y útil para las alergias. Es rico en fitonutrientes, inhibidores del cáncer.
Digestivos: Su sabor picante se debe al contenido en azufre, sustancia responsable de dos de sus propiedades más importantes: ayuda a digerir la comida (son ricos en fibra) y fortalece el sistema inmunológico, gracias a su aporte de vitamina C.
Cómo consumirlos:
Asados: si vas a mezclarlos con otros vegetales, hacelo con aquellos que tengan una textura similar. De este modo, te asegurarás de que coinciden el mismo tiempo de cocción en el horno.
Salteados: los rábanos negros y los daikon son las variedades que más se utilizan para saltear. Para bajar su acidez, pelar, salar y lavar a fondo.
Hervidos: una vez cocinados se los puede cortar en rebanadas delgadas y poner en la parrilla. Comerlos con una vinagreta.
Jarabe para la tos:
Es un alivio natural muy sencillo de preparar con esta hortaliza y una especia y miel:
Lavar y rallar el rábanito fresco.
Incorporar media cucharadita de clavo de olor molido y otra de miel.
Añadir la mezcla a un vaso de agua o té caliente y dejarlo hasta que esté lo suficientemente templado como para beberlo. Colarlo y servir.
Para que sea más efectivo, mientras persista la tos, tomarlo entre tres y cinco veces al día.
Fortalecedor hepático:
Tienen propiedades antisépticas y diuréticas, que ayudan a combatir las enfermedades cardiovasculares. Añadir unas rodajitas a la ensalada, además de aumentar las defensas, estimula la liberación de bilis, beneficiando el hígado.
Reducen la mucosidad:
Si tenés sinusitis o una afección respiratoria, los rabanitos te ayudarán a reducir sus síntomas gracias a su contenido en azufre y a su capacidad para diluir y eliminar el moco.