La carne: todos sus mitos


Cinco falsos mitos de la carne


La carne roja no es sana

A la hora de llevar a cabo una comparativa entre el consumo de la carne roja frente a otras carnes, esta suele salir perdiendo. Si bien es cierto que su mala fama está, en algunos casos, justificada por numerosos estudios que exponen cómo un consumo excesivo es dañino para la salud, hay que intentar analizar con una mirada crítica.

Se ha llegado a calificar la ingesta de carne roja como un posible causente de carcinomas para los humanos. Esta conclusión se ha respaldado en estudios, de donde extrajeron la “evidencia limitada” de que la carne puede aumentar el riesgo de sufrir cáncer colorrectal, de páncreas y de próstata.

Por su parte, cabe destacar que la mayoría de las contraindicaciones del consumo de carne roja se centran principalmente en las carnes ultraprocesadas. No es que la carne roja sea mala, pero sí lo es su consumo en exceso, así como su inadecuado procesamiento.

La carne blanca es la más saludable

La división entre carnes blancas y rojas se debe a la presencia de una sustancia llamada mioglobina. Esta proteína es la encargada de dar el color rojo característico de algunos músculos ricos en hierro. Precisamente es por esta proteína, con capacidades oxidentes e inflamatorias, por lo que se piensa que la carne blanca es más saludable, ya que sus concentraciones de mioglobina son inferiores.

No obstante, las carnes blancas no son tan buenas como pueden parecer. Desde hace mucho se ha relacionado el consumo de carne roja con la aparición y subida del colesterol.

Necesitas la proteína de la carne

Que la carne sea la única proteína capaz de mantenernos sanos, a día de hoy, ya es un mito que muchos han podido desterrar de sus mentes. El auge de las dietas basadas en proteínas vegetales nos ha traído innumerables alternativas a la carne, desde legurmbres hasta frutos secos, pasando por sustitutos como el seitán o el tofu.

Algunos estudios indican que la ingesta de proteínas está muy por encima de los límites superiores recomendados. Es decir, podríamos vivir con un consumo mucho inferior de carne, sin que eso implicara un déficit de proteínas.

Todo natural significa más sano

Los consumidores somos, a día de hoy, mucho más críticos que nunca. Toda la información que aporta Internet, además de las innumerables apps y fuentes de divulgación científica, nos permiten saber qué compone cada uno de los preparados que encontramos en las grandes superficies. Precisamente por esto, no debemos dejarnos engañar por etiquetas en las que ponga “todo natural” o “sin añadidos”, ya que eso no implica que sea más sano.

Es la causa de muchas enfermedades

Existen muchas eminencias que culpan a la carne de ciertas enfermedades, como el cáncer. Sin embargo, cabe destacar que no existe una relación directa entre el consumo moderado de carne con la aparición de ciertas enfermedades como la diabetes tipo B o los accidentes cardiovasculares.

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