Alimentate de forma consciente

Llegamos a mitad de año y ahora que el frío invernal se hizo protagonista de los días, nuestro sistema inmunológico necesita un refuerzo. Para comenzar, debemos saber que el sistema inmunológico es una red compleja de células, tejidos y órganos especializados principalmente en reconocer, discriminar y eliminar potenciales agresores para nuestro organismo. La nutricionista Cecilia Ponce, especializada en Nutrigenómica y Sensibilidad alimentaria, explica que “el 70% de nuestro sistema inmunológico está alojado en nuestro intestino. Principalmente, en todas las células de defensa que están alrededor de nuestra mucosa gastrointestinal. En nuestro intestino se encuentra la microbiota intestinal, que tiene múltiples funciones, entre ellas digerir ciertos componentes de los alimentos y generar vitaminas, sólo por nombrar algunas”.

Buena salud digestiva

En la variedad y los colores está la cuestión: “tenemos que intentar mantener una microbiota lo más variada posible para que pueda cumplir todas estas funciones: síntesis de vitamina, neurotransmisores y, principalmente, que pueda distinguir entre los componentes que son agresores para nuestro sistema y los que no”, reconoce Cecilia. Hoy en día, contamos con estudios de laboratorio que podemos hacer para analizar la microbiota intestinal, pero son recientes. Lo que podemos hacer por nuestra cuenta es evaluar cotidianamente nuestros síntomas: “si siempre estoy inflamada, tengo gases, dolor intestinal, diarrea, constipación o un colon irritable, seguramente podemos deducir que puede haber una disbiosis, un desequilibrio de esa microbiota intestinal”, explica Cecilia. Estar atentos a las señales de nuestro cuerpo y también entender cuándo nos habla con otros síntomas, como cansancio, dolores musculares o articulares, frecuentes migrañas o dermatitis: “hay mucha sintomatología que podemos asociar a nuestros desequilibrios de bacterias intestinales. Hoy en día, se puede estudiar y saber para poder focalizar y hacer una recomendación específica con respecto a la dieta, la suplementación o, en caso que sea necesario, medicación”, aconseja Cecilia.

Tips para una alimentación real:
– Evitar los ultraprocesados: los conservantes hacen una disrupción en la microbiota intestinal.
– Evitar edulcorantes y harinas refinadas.
 Incorporar fibras de las frutas y verduras y sus grasas saludables: como la palta, el aceite de coco o la manteca Ghee.
– Incorporar probióticos: como agua de kéfir, chucrut, fermentados o panes con masa madre.

Elegir lo real
Las elecciones de nuestros alimentos cotidianos, si son reales, crearán un entorno biológico favorable que nos ayudará a estar más equilibrados con nuestro sistema inmunológico y poder hacer frente a todas las agresiones externas y factores patógenos que pueden ser agresores. Un organismo que esté más equilibrado responderá mejor al medioambiente, a sus agresiones y a todo lo que nos trae la vida: “si tengo un organismo más equilibrado, voy a poder hacer mejores elecciones, voy a responder al estrés y a tolerarlo de una manera diferente y la vida será más feliz”, concluye Cecilia y nos motiva a empezar desde hoy a generar un cambio.

Testimonio: celebrar la vida
Aunque no hace falta enfermarse para llevar una vida saludable, la vida a veces nos pone a prueba. Y eso fue lo que le sucedió a Marina Borensztein, motivadora social de la vida saludable y la felicidad y autora de dos bestsellers. En el año 2011, a dos meses de dar el “sí, quiero” con el amor de su vida y a poco de cumplir sus cuarenta y seis años, recibió la peor noticia: tenía cáncer de mama. Desde ese momento, comenzó una búsqueda de sanación y aprendizaje que hoy en día continúa: “tuve que atravesar la enfermedad para entender un montón de cosas. Cómo las emociones impactan en tu cuerpo, el estrés y la alimentación. Tuve que atravesar un proceso doloroso y lo aproveché”, expresa Marina quien, a través de su relato en dos libros que hoy en día son un éxito, inspira a muchas personas a diario. “Me avivé de aprovecharlo porque amo la vida y entendí que no alcanzaba con el médico. El médico te cura pero no te sana. Entendí que, si no comprendía el origen de todo esto, no iba a poder ayudar a mi cuerpo a activar los mecanismos de sanación que tiene”, añade. Por consejo de su terapeuta profesional y su terapeuta emocional, su amiga, decidió poner en palabras su experiencia: “fue la manera que tuve de ir sanando. Cada uno tiene que ver cómo puede exorcizar, sanar. Las palabras son sanadoras, poner en palabras, en dibujos, cada uno sabrá cómo, pero uno no lo puede dejar adentro sin procesar y sin comprender”, expresa Marina. Consciente de su camino recorrido, actualmente aprovecha este momento de incertidumbre para ocuparse de hacer su trabajo interno: “seamos personas más sabias, más sanas y más fuertes. Que sea una experiencia que nos fortalezca en vez de debilitarnos. Hacer el trabajo personal diario”, concluye.

3 claves para estar mejor, por Marina Borensztein:
 Aprender a cocinar: saber activar semillas, legumbres, cereales. Implica tomarse jugos increíbles de acelga, pepino, apio, kale.
– Hacer ejercicio: como sea. Moverse. Necesitamos caminar adentro de casa, hacer gimnasia, levantar peso. Son cosas importantes para los huesos, para el calcio y para que la vitamina D se fije.
 Desintoxicarse: no comer de más, meditar para tener el cerebro más tranquilo y bajar el nivel de estrés. Conectarse con la parte divina de nuestro espíritu, todo eso refuerza el sistema inmunológico. Hacer cosas que no sean todo el tiempo lo que debemos hacer, sino también lo que queremos. Tener nuestro momento de disfrute con algo que nos hace bien.

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