El confinamiento desata sueños raros. Es porque el temor y el estrés por el coronavirus no lleva a soñar cosas malas, que nos enfermamos, o que nos quitan la vida. Es algo entendible, ya que el paisaje en el cual vivimos es apocalíptico. Caminamos por calles casi vacías, nos encontramos con vecinos con máscara y cuando llega la noche, nos sumerge en un mundo de temores y tinieblas.
Por ser una situación muy excepcional la que nos afecta, podemos expresarlo en forma de inquietudes, miedos, frustraciones, que se manifiestan a través de sueños. Así como también hacer posibles nuestros deseos de ver a familiares que hace tiempo no vemos, o también en verlos en forma de pesadillas. Podemos verlos enfermos, o incluso perder la vida, explican los psicólogos clínicos.
¿Por qué tenemos esos sueños raros?
Los sueños son proyecciones qué emergen desde el inconsciente hasta el consciente, mostrando deseos insatisfechos en la vida del día a día. Algo que encaja perfectamente en estos tiempos que nos está privando de derechos y libertades cómo salir a la calle abrazar a nuestros familiares y seres queridos. Además de soñar estamos recordando nuestro sueño de forma mucho más clara de lo habitual.
Eso ocurre por la repentina bajada de ritmo de nuestras vidas y el cambio radical de rutina, lleva a que los sueños se hagan mucho más presentes y que permanezcan en nuestra memoria. Según los expertos, lo que podemos recoger de esos sueños es el mensaje emocional que nos traen sus contenidos.
Si es un sueño de alivio, de angustia, liberador, triste, extraño, que nos dejó eufóricos. Tenemos que entender lo que ese mensaje significa para cada uno de nosotros, según el momento de la vida en el que estemos transitando. Muchas personas están teniendo insomnio o dificultades para conciliar el sueño en estos días.
También explican qué al dormir más y con un sueño más ligero tenemos la posibilidad de tener más ciclos de sueño, por lo que es normal que soñemos durante más tiempo de lo habitual.
Importante
Los expertos recomiendan estar muy expuestos a la luz durante la mañana. Durante el día abrir las persianas, salir un poco a la ventana, y por la noche desconectar las pantallas al menos una hora antes de irse a la cama.
Dosificar la información, no sobrecargar la mente y no ver o leer las noticias junto antes de acostarse. Es una manera de poder seguir con la rutina y tener mejor descanso.
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