Escucha esa voz interna, sana viejas heridas y regálate la oportunidad de ser mejor.
Ir a terapia no es motivo de vergüenza, al contrario, es una de las mejores demostraciones de amor propio que puedes hacer por ti cuando aparecen ciertas señales que indican que no todo va bien.
Acudir a un profesional te permitirá ser una persona emocionalmente más inteligente y preparada para afrontar las situaciones que se presentan con herramientas valiosas para que puedas mejorar tu bienestar emocional y alcanzar tus sueños.
Si tu pasado te persigue constantemente como un fantasma, hasta el punto de volverse crónico, es momento de analizarte. Es normal pensar en la pérdida de ese ser querido o la ruptura con tu ex, pero cuando ya pasan muchos meses y sigues sin poder superarlo, un psicólogo te ayudará a pasar la página.
A todos nos pasa que tenemos días más tristes que otros, donde también sentimos nostalgia, abatimiento, desánimo y similares. Pero las alarmas se deben encender cuando es la constante en tu día a día. Mereces una mejor vida más allá del sentimiento de vacío, dolor y confusión.
Lo mismo sucede si sientes agresividad e ira recurrentemente, hasta el punto de herir a terceros con tus malas actitudes.
Ser pesimista en exceso, tener obsesiones con ciertas ideas o padecer pensamientos catastróficos son un claro síntoma de ansiedad y estos deben resolverse porque te impiden vivir y disfrutar a plenitud. Estos patrones de pensamiento son autosaboteadores y te alejan de las cosas buenas.
Otras señales claras de que necesitas ir a terapia es tener problemas para conciliar el sueño o descansar, tener atracones de comida o no tener apetito, vives sin orden tu residencia, cada vez estás más aislada y no te provoca tener vida social, entre otros.
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